Venezuela: Entre los errores y el fracaso

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Por Eduardo Martínez

Al país podemos evaluarlo por etapas. Entramos tardíamente en el Siglo XX a la muerte de J.V. Gómez, en 1935. Tuvimos una transición, del Siglo XIX al XX, entre 1936 y 1948. Una dictadura que detuvo el desarrollo democrático, que sin embargo produjo inversiones en infraestructura nunca antes vista de 1948 a 1958. Un período de instauración de plena democracia entre 1958 y 1999. ¿Cómo podemos calificar al período iniciado desde 1999?

Para contestar esa inquietud es necesario encontrar la diferencia entre los errores y los fracasos, y para ilustrar los conceptos, exponer algunos ejemplos.

Los errores

Un error es “cuando se hace lo incorrecto”, o “cuando una idea, opinión o expresión -que una persona considera correcta- pero que en realidad es falsa o desacertada”.

El fracaso

El fracaso es “un resultado adverso en una cosa que se esperaba sucediese bien, que en ocasiones es inesperado”.

Desde 1999

En el caso de Venezuela, el fracaso ha sido consecuencia de los errores. Aunque siempre se deben considerar las buenas intenciones de quienes los cometieron, la reiteración de los errores lleva a dudar si se cometieron en buena fe o no. Y ese es un punto importante.

Los ejemplos son muchos luego de más de 20 años de régimen. El fracaso es un solo.

Tomemos como ejemplo el caso de las contrataciones -para obras de infraestructura- de empresas chinas, rusas, cubanas, brasileras y de bielorusas, entre otras. ¿Cuáles se han terminado? La verdad es que han debido terminarse todas, por cuanto los reportes de Transparencia-Venezuela advierten que casi todas las obras inconclusas -que son una buena parte- se pagaron.

Ejemplo: edificios de apartamentos en Fuerte Tiuna, y otros lugares del país; el metro aéreo de Petare; la vía férrea que va a la par de la autopista regional del centro; el segundo puente sobre el Lago de Maracaibo; las expansiones e las industrias básicas de Guayana; la fábrica de los fusiles Kalashnikov; la cementera de Monagas; las estaciones del metro de Caracas contratadas a Odebrecht, entre otras obras.

Todas esas obras son hoy en día un cementerio de estructuras. Lo que evidencia los errores y los fracasos.

Sin ejemplo, la evidencia más contundente del fracaso, es la emigración de más de 7 millones de venezolanos que, ante la merma de sus condiciones de vida, se vieron impulsados a irse a vivir a otros países.

editor@eastwebside.com

 

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