El sistema sanitario venezolano fue construido con gran esfuerzo desde principios del Siglo XX. Siempre los gobiernos tuvieron el interés de enviar a Europa, primero, y luego a los Estados Unidos, a jóvenes médicos que luego llegarían a ser prominentes profesionales de la medicina a nivel mundial.
Este esfuerzo, siempre sostenido, dio paso a referencias médicas con apellidos tales como Izquierdo, Hernández, Gabaldón, Valencia Parpacen, Pérez Carreño, por solo mencionar unos pocos.
Al lado del frente médico, el sistema de salud venezolano empujó a otros sectores de la salud. La inversión en facultades de medicina en todas las regiones, la enfermería, los estudios de especialización de los médicos generales, la red de farmacias, los laboratorios farmacéuticos nacionales e internacionales, las ciencias forenses, la medicina escolar y laboral, etc.
Igualmente, al país se dotó de la infraestructura hospitalaria y ambulatoria en todos los estados, las principales ciudades, las medianas y hasta las pequeñas.
También el sector privado tuvo su participación. En este esfuerzo nacional, casi la totalidad de las farmacias eran emprendimientos de farmacéuticos privados; surgieron clínicas privadas en toda la geografía nacional; así como laboratorios de análisis y de laboratorios de elaboración de medicamentos a gran escala; puestos de socorro; servicios de ambulancias; residecias geríatricas; casas de recuperación; entre otras.
Finalmente, a partir de los años 50, con la llegada de las empresas internacionales de seguros, se dio inicio a la ofreta de pólizas de hospitalización y maternidad, que llegaron a permitir la realización de costosas intervenciones quirúrgicas y tratamiento del primer mundo, en territorio venezolano.
El desarrollo de la protección de la salud del venezolano, se vió recompensando por logros que llegaron a ser reconocidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Oficina Panamericana de la Salud (OPS); así como también en congresos, simposios y seminarios internacionales especializados. Las estadísticas se ubicaron -en general- por encima del promedio de la región, y en algunos casos, internacionales.
La malaria, la parálisis infantil, los programas masivos de vacunación, la lepra, el chagas, las enfermedades venéreas, la tuberculosis, y la malaria, entre otros, son algunos de esos logros del sistema sanitario venezolano del Siglo XX.
Eso fue posible por cuanto, desde el ministerio de Sanidad y Asistencia Social (MSAS), se supo coordinar y ejecutar armoniozamente la complejidad de los diveros sectores.
Para el logro de esta armonía, fue imprescindible el establecimiento de un marco regulatorio en leyes, disposiciones ministeriales, decretos, leyes estadales y municipales, todavía vigentes.
Todos los sectores, como debía ser, estuvieron reguladas y sometidas a la supervisión del Estado. Lo que ocurre en cualquier país del mundo.
Si pasamos la página, y nos ubicamos en el Siglo XXI, debemos preguntarnos ¿con qué nos encontramos?.
La realidad actual en el Siglo XXI, del sistema de salud, no es heredera de esos logros del Siglo XX. La regulación sanitaria se ha perdido en todos los órdenes. Dando paso a un colapso ininmaginable, para los que podemos llamar “padres” de la salud moderna venezolana.
No hay previsión, no hay tratamiento, no hay inspección, no hay supervisión, no hay protocolos que se cumplan, y cada sector anda en “modo” supervivencia o de viveza.
La salud ha perdido su carácter de servicio público, lo que era garantizado por la normativa, para transformarse simplemente en un negocio de oportunidad, dadas las carencias generadas por el modelo económico y social impuesto.
Hoy en día, cuando está terminando el primer cuatro de siglo, vacunarse es un negocio privado de obligatoriedad para los viajeros internacionales. Vacunación que no aplican los distritos sanitarios, si es que todavía existen.
El seguro social no entrega medicinas. Y hasta las operaciones en los hospitales públicos está condicionada, a que el paciente o sus familiares, aporten el instrumental, prótesis, y material quirúrgico necesario, entre otros.
Los seguros nacionales, son incapaces de cubrir lo que valen las operaciones o procedimientos de emergencia. Si no se tiene una póliza en dólares o euros, los pacientes no logran ser admitidos en las clínicas privadas, etc etc.
Hoy en día, el venezolano convive con las enfermedades. El sistema de salud, no lo protege.
Nota final: tal vez sea el Covid-19 el episodio que seruma el estado de colapso de la saud del venezolano.
editor@eastwebside.com