Existe una polémica más o menos intensa en Venezuela entre los especialistas en materia económica acerca de la verdadera situación de los activos en divisas en manos del sector público, entendiéndose por tales aquellos en poder del BCV, los que tiene Fonden, Bandes y otras entidades estatales.
Infortunadamente, de lo único que se conoce con certeza es de las cifras de reservas internacionales del BCV debido a que los balances financieros de Bandes se publicaron hasta diciembre de 2012 y al parecer Fonden dejo de llevar sus estadísticas, toda vez que sus últimos estados financieros corresponden a 2010. Se presume que algo de moneda extranjera debe haber en esas instituciones pero se desconoce el monto exacto y los instrumentos en los cuales están colocados esos haberes.
De lo que si hay registros es sobre las reservas internacionales del BCV, no obstante el marcado retraso de sus estados financieros, los cuales se dieron a conocer hasta mayo del presente año. De acuerdo con el BCV, las reservas totales y especialmente las líquidas han venido declinando verticalmente en lo que va de año. Ello resulta aparentemente incomprensible si se considera que el precio del único bien que exporta Venezuela, el petróleo, se ha estabilizado. El hecho que PDVSA no le entregue al BCV más dólares de los que dice la petrolera que exporta llama la atención poderosamente. Cada vez cobra más cuerpo la tesis según la cual los niveles de producción y exportación de PDVSA son menores que los oficialmente reportados. De otra manera, aún considerando lo que no se cobra debido a la amortización del Fondo Chino, no se explica porqué escasean pronunciadamente los dólares en Venezuela.
Lo único cierto en todo este laberinto en que se han convertido las estadísticas petroleras de Venezuela es que los activos en divisas que posee el BCV está declinando aceleradamente, tal como se evidencia en el gráfica adjunto, donde se evidencia que los activos en divisas cayeron US$ 6.537 millones hasta el primero de agosto de 2013. También es cierto que el control de cambios ha fracasado estrepitosamente y que no ha impedido la salida de capitales disfrazadas de importaciones al tiempo que ha sido un efectivo disuasivo para que entren los capitales a Venezuela. En 2012 se vivió un verdadero festival de importaciones que situaron las compras exteriores en más de US$ 70.000 millones al incorporar los bienes y los servicios. La política del giorda-merentismo consistió en propiciar masivamente las importaciones con un tipo de cambio anclado y barato con la ilusión de bajar la los precios, todo lo cual ha resultado en una significativa caída de las reservas, acumulación de deuda externa, fuga de capitales y elevada inflación.
A Venezuela puede aplicársele aquel dicho español “los dineros del sacristán cantando vienen y cantando se van”. Eso es lo que ha pasado con las reservas internacionales. Ha recibido el país un monto virtualmente incuantificable de divisas por exportaciones petroleras y actualmente el nivel de reservas internacionales es similar al de 2004. Se evaporaron los activos externos del país. Esas reservas que ha debido acumular el BCV sirvieron para financiar la fuga de capitales, la compra de bisutería en el exterior con dólares subsidiados y un conjunto de alimentos como caraotas negras, maíz, azúcar cruda y refinada, café, leche y carne, entre otros bienes que fácilmente se pueden producir en Venezuela. Por ejemplo, en materia de caña de azúcar y azúcar refinada, Venezuela se auto abastecía y tenía capacidad de exportación a finales de los años cincuenta, mientras que en 2012, la producción local apenas cubrió el 40,0% de la demanda interna. En carne sucede algo similar. Alejandro de Humbold en su descripción de la geografía de Venezuela habló de los llanos centrales y occidentales como “el emporio de los llanos” por la elevada producción ganadera de esa región, que permitía abastecer al mercado local y exportar. Todo eso se acabó hace mucho tiempo pero ahora esa dependencia de las importaciones se ha reforzado al punto que de cada cien kilogramos de carne consumida, la mitad viene del exterior.
La caída en picada de las reservas se ha agudizado por la vocación suicida del Directorio del BCV quien hizo del financiamiento del déficit fiscal con impresión de dinero la razón de ser de la política monetaria. Así, a razón de 60,0% anual incrementa el BCV la liquidez para que esta se destine a comprar bienes importados y a presionar al dólar negro. Los bolívares que sobran son equivalentes a los dólares que faltan.