Por Eduardo Martínez
Las perspectivas económicas del venezolano se oscurecen, y no solo por las fallas eléctricas. En lo que va de año se ha desplegado un paquete de medidas económicas sin anuncios, sin freno y sin nombres. Y lo que es peor, en acciones gubernamentales que “tampoco tienen nombre”.
Lo que se interpreta por una manera irrespetuosa de tratar a los ciudadanos.
En los últimos días, se han adoptado una serie de medidas que según los economistas acelerarán la inflación.
El economista José Guerra nos advirtió este fin de semana, a través de la red social Instagram, que “Venezuela tiene la inflación más alta del mundo”.
Exactamente dijo que: “En mayo la tasa de inflación mensual fue de 26% y la anualizada de 229%”.
Explicó que “Las causas: la Devaluación del bolívar, a su vez explicada esta devaluación por la emisión de dinero de la nada que hace el BCV para financiar el déficit fiscal. Los salarios pulverizados”.
Por su parte, el también economista José Manuel Puente, advirtió este fin de semana que su red X que “el gobierno subió el precio de la gasolina de $0,50 el litro a $0,75 mientras nos distraíamos con el partido de la Vinotinto. 50% de aumento de la noche a la mañana sin ni siquiera informarlo, anunciarlo!”, y sentenció que “Venezuela tendrá este año la inflación más alta del mundo sin duda!”.
La devaluación de la que habla Guerra no es la única causa del incremento de la inflación. Y Puente abrió la ventana para que nos percatemos que otros factores o variables la impulsan: como por ejemplo el aumento de 50% del precio de la gasolina.
Sin embargo, hay otros factores que nos harán la vida de cuadritos. La semana pasada se incrementó la Unidad Tributaria (UT) de 9 a 43 bolívares. Se multiplicó por casi 5 veces. En una proporción superior al 300%, como si se estuvieran adelantando a una inflación anualizada para este año (el 2025) estimada por los economistas (229%).
La UT es el valor referencial que se utiliza para indexar los pagos de las tasas: impuestos, valores de deducción impositiva, etc. Lo cual quiere decir que toda transacción comercial que, como ciudadanos realicemos, estará incrementada y por adelantado.
Adicionalmente, no hay que perder de vista que ese aumento de la gasolina -que en algunos expendios ya estaría siendo cobrado- coloca el precio a niveles de venta al público en los estados del Golfo de México en los Estados Unidos.
Mientras se incrementa en más de 300% la UT, y la gasolina en 50%, el salario mínimo -referencial- sigue estando anclado desde hace años en 130 bolívares mensuales.
Para tener una idea de lo que representan esos bolívares, basta con señalar que para enero del 2025 el dólar oficial BCV se transaba en 52 bolívares, y ahora se encuentra a las puertas de los 100 bolívares (99 bolívares, el viernes 6 de junio).
Jugando con las operaciones fundamentales de las matemáticas, en enero el salario mínimo era de 2,5 dólares, y cuando no había transcurrido la primera semana de junio, es de 0,76 dólares.
La devaluación y la inflación, son las dos maneras de meter la mano en los bolsillos de los ciudadanos sin que estos se den cuenta que están siendo asaltados.
Desde el punto de vista económico, el dueto devaluación-inflación es como el aumento de la “tensión”, en lo que los médicos denominan “la muerte silenciosa”: la tensión va aumentando hasta niveles mortales, sin que las personas se percaten de esos incrementos.
Ejecutar decisiones de políticas económicas sin anunciarlas, sin explicarlas, es un irrespeto a los ciudadanos. Y también, una sentencia de muerte de la economía y de los ciudadanos.
@ermartinezd