Putin en su laberinto

Por Vladimir Kavan, desde Praga

Putin podría lograr un triunfo limitado en su “operación militar especial” y perder la prosperidad para Rusia.

En los primeros años de la Segunda Guerra Mundial, Hitler tenía la idea que podría llegar a un arreglo con la Gran Bretaña. Pero le truncó esta idea la determinación de Winston Churchill con su férreo liderazgo para resistir. Churchill manifestó que solo podía ofrecer en el momento “sangre, sudor, y lágrimas” y que había que resistir porque el pueblo británico nunca se iba a rendir.

Hoy día en Ucrania, ocurre una situación similar. Volodímir Zelenski, sexto presidente de la nación desde su independencia, lidera con su férrea conducta la resistencia a la invasión de su pais por parte de los rusos. Le truncó a Putin sus planes de colocar en Kiev un gobierno títere sumiso a las órdenes del Kremlin.

En la última reunión en Davos, Henry Kissinger mencionó en su discurso a -los presentes otra vez- que había que considerar la posibilidad que Ucrania tenga que ceder territorio a Rusia en una eventual negociación para lograr el fin de las hostilidades. Esto en seguida causo furor en muchas partes del mundo, y los detractores de Kissinger tuvieron su fiesta.

Hay un tema que se quedó en el olvido de la historia acerca de ciertas posturas inflexibles. En la reunión de Casablanca en 1943, los aliados expusieron una postura surgida desde Washington. Esta fue “La rendición incondicional de Alemania”, algo novedoso para los europeos.

Quizás algún día, un historiador se atreverá ahondar sobre las consecuencias de esta postura. Pues esta les cerró a los alemanes una oportunidad para buscar un fin a la guerra, cuando ya para 1943 los militares del alto mando alemán sabían que la guerra estaba perdida, después de perder las batallas de Moscú y Stalingrado. Para los militares profesionales era cuestión de tiempo perder la guerra, no importara cual hábil fueran sus estrategias.

En el año 1783 el imperio Ruso ocupó la península de Crimea, y desde entonces se consideró parte de este. En 1954, siendo Nikita Kruschev – quien era ucraniano- como jefe del gobierno soviético en Moscú le cedió la administración de la península a Ucrania. Y cuando la Unión Soviética se desmoronó, quedó bajo la soberanía de Ucrania.

De modo, que una postura inflexible y no reconocer hechos históricos, puediera en este momento prolongar esta guerra no declarada.

Mientras tanto, los fabricantes de armamentos están disfrutando de una bonanza comercial, a la vez que Ucrania sigue siendo un laboratorio para probar las armas modernas.

Un posible escenario final de las hostilidades es que los rusos logren ocupar el área llamada Donbas, además de mantener la península de Crimea. Entonces Putin podrá declarar estos dos logros como un triunfo. Sin embargo, se metió en un laberinto difícil de salir

¿Estos triunfos a qué costo para el futuro de Rusia?

En el campo diplomático se ha perdido toda la confianza en la cancillería rusa. El mundo ha sido expuesto a que los rusos utilizan tres palabras para la mentira, y usan aquella que va acorde con el recipiente. Mentir es normal en el campo político ruso, y piensan que el resto del mundo se maneja igual.

Los americanos aprendieron en la guerra de Vietnam, que los medios modernos de comunicación son hoy día capaces de llevar a la televisión en color en los hogares, todos los horrores y tragedias de la guerra. Lo que produjo un movimiento estudiantil muy fuerte contra la guerra en USA, que los mismos vietnamitas reconocieron les ayudó mucho.

Ucrania no escapa a esta realidad. Videos y fotos en colores enseñan a diario la destrucción y daños causados por los rusos.  Todas las mentiras que salgan de la cancillería rusa no van a tapar esta realidad.

En el campo económico, el cierre masivo de empresas de occidente causará una parálisis en el avance tecnológico de Rusia, a la vez que disminuirá el suministro de bienes de consumo para la población.

El alcance de las sanciones económicas y sus consecuencias se verán en los próximos meses, que seguramente incomodará a la población pese a que estarían dispuestos a pasar sacrificios por la madre tierra.

El gran perdedor es el negocio del gas y petróleo ruso que ya no tendrá como cliente seguro a los países de la Unión Europea.

En el campo militar, el otrora poderoso ejército ruso de finales de la Segunda Guerra Mundial no existe. Esa amenaza que tanto se temió en occidente, sobre un ejército ruso capaz de arrasar con la Europa Occidental, terminó siendo una ilusión en el presente. Quizás una ilusión creada por los fabricantes de armas para vender sus productos. Porque lo que ha quedado expuesto en esta guerra es que el ejército ruso tiene serias limitaciones debido a que es una institución corrupta desde los más altos mandos hasta el nivel de conscriptos. Lo que se traduce como resultado en un elevadísimo nivel de ineficiencia en el campo de batalla.

Putin se metió en este laberinto demasiado confiado en la capacidad del ejército ruso. Así como también pretender chantajear a Europa con los suministros de gas y petróleo, y confiar en una cancillería que sería capaz de negociar a su favor. Actuó con exceso de confianza, y la incógnita es que hará para salirse de este berenjenal.

* Corresponsal en Europa Oriental.

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