por Luis Bravo Jáuregui
Buen síntoma las reuniones entre el Ministerio de Interior y las autoridades universitarias. Un indicador de que se puede ser revolucionario sin aplastar las instituciones que merecen algo más que persecución y politiquería sectaria. Todavía no es para tirar cohetes pero hay indicios de que puede ser posible un diálogo creador entre partes del Estado, que tienen visiones distintas de país, pero intereses de largo plazo parecidos. También, es tiempo para que la ultra que habitualmente violenta las instituciones universitarias, como parece ser el caso de la quema de la FCU, reciba la debida atención del gobierno, antes de que empeore.
Movilización por Joaquín Pérez Becerra culminó en la Asamblea Nacional
La concentración convocada por la Coordinadora Simón Bolívar para repudiar la deportación del comunicador Joaquín Pérez Becerra culminó en la Asamblea Nacional.
Los colectivos Coordinadora Simón Bolívar, La Piedrita, Alexis Vive, el Partido Comunista de Venezuela y Colombianos por la Paz estuvieron concentrados frente a las puertas de la Cancillería, y pese a sus reiterados pedidos, no fueron atendidos por ningún funcionario del organismo de Relaciones Exteriores. Inclusive una delegación del PCV, junto a Amilcar Figueroa quiso entregar un escrito al Canciller, pero el documento fue rechazado.
Los militantes revolucionarios iniciaron entonces la marcha hacia la Asamblea Nacional, donde tampoco fueron atendidos y mucho menos escuchados.
Los medios de comunicación del Estado no cubrieron la concentración, en la que hubo consignas y reclamos al silencio oficial que rodea al caso.
Aporrea.org- Agencias – www.aporrea.org www.aporrea.org/actualidad/n179918.html 28/04/11
La violencia en la educación y en la sociedad en general alcanza tales niveles que merece un acuerdo nacional. Antes que la campaña electoral se tiña de rojo, no porque las preferencias del pueblo que vive por y para la educación se incline por ese color, sino porque las deudas materiales y espirituales son ya de tal magnitud que desbordan la capacidad de control sectario que se ha venido desplegando desde el ejecutivo. Billetazos (bozal de arepa), amedrentamiento, represión física y judicial, fusilamientos morales, han sido el tono de la gestión pública, cuando busca proteger su vulnerabilidad frente a las exigencias de la gente por una vida mejor. Y las comunidades educativas, desde inicial hasta la universidad, han sido particularmente pacientes para no sobredimensionar sus exigencias. Pero la realidad aprieta y esas comunidades se hacen más ariscas frente la permanente promesa de un futuro más confortable para los trabajadores y trabajadoras.
La violencia represiva contra la juventud estudiantil que protesta contra la represión política se hizo presente en Barinas. Una salvajada la de los funcionarios de Polibarinas, inexcusable, la golpiza que le propinaron a Loren Saleh y el maltrato a su madre. Peor aun, el papelucho de los diputados del oficialismo cuando fue denunciado el caso en cámara. Para evadir el análisis del caso y un eventual pronunciamiento que ayudara a evitar ese tipo de casos de violencia atroz, sacaron un caso de violencia injustificada de la Policía de Chacao, denunciado por las propias autoridades municipales a la fiscalía sin respuesta alguna, que debería ser ejemplo y no mampara para evadir responsabilidades.