Los intereses de EEUU y la visita a Venezuela

Por Eduardo Martínez

La aparición inesperada en Venezuela de una representación del más alto nivel de Estados Unidos, y el anuncio no gratuito de esa visita por parte de Nicolás Maduro -nada más y nada menos- causó sorpresa en los círculos políticos venezolanos. Nadie se lo esperaba.

Coincidiendo con la visita, de Francia nos llegó la propuesta del presidente Macron de que se debería de comprar petróleo a Venezuela e Irán. Dos países productores sancionados por los EEUU. Lo que en el contexto de la visita, deja de ser una coincidencia.

La sed de petróleo de la Unión Europea (UE), de cara al invierno que se acerca, no es para nada ignorable en el análisis. Rusia, el invasor de Ucrania, se había convertido en los últimos años en el principal proveedor energético del viejo continente.

Ahora, cuando Occidente ha sancionado a Rusia, el corte de suministros representa una real amenaza a la producción industrial europea, a la salud de los europeos y al incremento desmedido de los combustibles para la calefacción y el transporte, entre otros.

El juego de EEUU

Más allá de los compromisos de EEUU con la UE, los venezolanos debemos aprender del juego político que caracteriza a los políticos estadounidenses.

No se trata de un cambio de políticas, sino del contexto mundial en el cual se reconoció al gobierno de Juan Guaidó, y el contexto mundial que se ha venido desarrollando luego de la invasión rusa a Ucrania.

En ese cambio de contextos, resulta ilustrativo recordar las palabras de John Quincy Adams, sexto presidente de Estados Unidos: “Estados Unidos no tiene amistades permanentes, sino intereses permanentes”.

No se si los estrategas del gobierno Guaidó, cuando negociaron con EEUU la estrategia que acordaron, sopesaron y tuvieron en mente los “intereses” propios de los EEUU, que en ese momento coincidieron con los intereses de la oposición venezolana, y si también les pasó por la mente que harían si esa oposición no tenía logros significativos. El simple reconocimiento eterno, sin logros rápidos, no parece haber sido una opción para el Departamento de Estado.

Después de todo, para los EEUU volver a reconocer al régimen de Maduro -por imperativos de una crisis mundial como la que estamos viviendo- no tendrá el costo de la retirada de Afganistán. Con dos o tres aviones 747, montarían una rápida operación de rescate de los funcionarios del régimen Guaidó. Después de todo, la mayor parte de ellos ya están en el exilio.

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