
Por Eduardo Martínez
Transitamos en medio de turbulencias en los inicios de este año 2023. No es la primera vez, en los últimos 100 años. En este sentido pareciera que históricamente es en febrero cuando “ocurren” las cosas en Venezuela. El 23 de enero de 1958, solo fue un adelanto de una semana.
No ha terminado el mes de enero del 2023, y ya la calle está caldeada. Los educadores han colmado con protestas los espacios públicos del país. Sumándose a la convocatoria otros gremios, los padres, los venezolanos de todas clases socioeconómicas, y hasta los afines al partido de gobierno.
No es para menos. Es evidente que a nadie le alcanza su salario e ingresos para cubrir el precio de la cesta alimentaria, y buena parte de los servicios públicos básicos. Servicios cuya calidad no ayudan a que los venezolanos tengan una vida digna.
En esta ocasión, el régimen no puede asignarle la culpa al empresariado privado. La hiperinflación, generada y acelerada por las políticas públicas impartidas desde Miraflores, han empobrecido a los venezolanos, “que ya no aguantan más”.
Es de reconocer que Miraflores no lo tiene fácil. Ha sido muy lento en reaccionar ante las crisis que ha provocado con su recetario soviético-cubano. Recetario del cual ahora trata de zafarse. Pero puede ser muy tarde.
En un momento en que la cesta alimentaria familiar tiene un valor superior a los 400 dólares mensuales, el salario mínimo referencial es menor a los 7 dólares mensuales.
Así Miraflores desee aumentar el salario 60 veces, no tiene como financiarlo, ni 30 veces, ni 15 veces. No dispone de recursos para hacerlo.
No es un cuello de botella lo que enfrenta Maduro, es una soga al cuello que asfixia a su régimen.
De momento siguen las manifestaciones por las mejores salariales. Todo parece indicar que se irán sumándose -día a día- otros sectores.
Ante esto, apelar a la represión como ha ocurrido en el pasado, no pareciera ser lo más indicado. Como dijo un policía a un grupo de maestros en Caracas: no pierdan el control, que no haremos nada. Nosotros vamos pegaos a los aumentos que vengan. Estamos desesperados.
editor@eastwebside.com