Carlos Jaramillo: El interregno del mercado accionario

Por Carlos Jaramillo

Interregno es un periodo de discontinuidad o intervalo en un gobierno, organización u orden social. Arquetípicamente, se conocía así al periodo entre el fin de un reinado y la asunción de un sucesor.

Durante más de una década el sector tecnológico marcó la pauta del crecimiento de los mercados accionarios de las principales economías desarrolladas. Pero las importantes caídas de precios que han sufrido las acciones de esta industria en 2022 sugieren que su reinado ha llegado a su fin.

La pandemia no solo aceleró procesos de incorporación de tecnologías a la vida cotidiana, sino también trajo consigo un excesivo optimismo sobre el crecimiento del trabajo remoto y la compra de servicios virtuales. Esto se reflejó en unas valoraciones bursátiles que resultan insostenibles, una vez que comienza a emerger el mundo pospandémico.

La caída bursátil no significa que las empresas tecnológicas fracasarán en la comercialización de sus productos y servicios. Pero sí señala que sus precios de ventas, sus costos y márgenes de beneficios se adaptan al verdadero potencial de mercado.

El mundo vive una serie de transformaciones que se reflejan en los mercados financieros. En la medida en que se concretan también lo hará el nuevo liderazgo del crecimiento económico mundial.

Las inversiones inmobiliarias, que han sido una importante fuente de recepción de excedentes de fondos institucionales, han hecho subir de manera importante los precios de los inmuebles en las grandes ciudades de los países desarrollados. Los jóvenes se han visto obligados a redefinir sus proyectos de vida, en asuntos tan vitales como alojamiento, formación de hogar y uso del tiempo libre.

De mantenerse esta tendencia las grandes urbes tendrán una excesiva concentración de solteros que comparten vivienda y gente muy adinerada que puede vivir de manera permanente en estas localizaciones. Los cambios de la composición de la población urbana afectan la oferta de las industrias de servicios y esta, a su vez, la demanda de mano de obra, el uso de los inmuebles urbanos, la prestación de servicios educativos, por decir lo menos.

Las presiones para tener una economía verde se encuentran con la cruda realidad de que el modelo energético vigente no es sustituible a la velocidad requerida. Los sustitutos a los hidrocarburos, el gas y la energía nuclear tienen problemas técnicos que resolver, lo que requerirá inmensas inversiones antes de que se pueda clausurar el último pozo de petróleo en actividad.

Por ello proliferarán industrias basadas en la idea de crear productos sostenibles. La presión para encontrar métodos de cultivo nuevos y sostenibles se ha intensificado. Las empresas de agricultura vertical, que usan galpones donde las plantas crecen dentro de estructuras metálicas en lugar de hacerlo al aire libre, están captando la atención de los capitalistas de riesgo.

Una muestra de ello es que hubo una inversión récord en tecnología agrícola en el año 2021, debido a un aumento de la percepción de escasez de productos agrícolas ocasionado por una caída de los rendimientos en las áreas cultivables como consecuencia del cambio climático, así como por distorsiones en las cadenas de suministros relacionadas con la pandemia. Los capitalistas de riesgo invirtieron 10,5 millardos de dólares en 751 acuerdos de nuevas empresas de tecnología agrícola en 2021 (un aumento de 58 por ciento con respecto a 2020) y siguen llegando ofertas de fondos al sector.

El resurgimiento de la inflación, luego de cuatro décadas de tranquilidad en las economías desarrolladas, se ha presentado en diversos formatos. Mientras que en la eurozona los impactos de la invasión a Ucrania en los renglones de alimentos y energía han marcado la pauta en la subida de precios, en Estados Unidos la limitada oferta de trabajadores dispuestos a llenar vacantes y el alza del precio de los alquileres se suman a las presiones en alimentos y energía. Solucionar el brote inflacionario conducirá inevitablemente a una recesión en el primer mundo que, a su vez, se reflejará en los países en desarrollo vía aumento del costo de materias primas y del financiamiento en moneda dura.

Las economías no evolucionan linealmente, y seguirá la volatilidad del entorno. No obstante, las distorsiones actuales se moderarán, nuevos sectores de actividad capitalizarán las oportunidades del mundo feliz huxleyano y, como siempre, nuevas industrias ocuparán el liderazgo que una vez tuvieron las grandes productoras de energía y luego las empresas tecnológicas, para cerrar por un tiempo el interregno.

* Director Académico del IESA

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