El informe titulado Bancos Públicos de Desarrollo: ¿Hacia un Nuevo Paradigma?precisa que el peso relativo de los BPD en los sistemas financieros se ha mantenido durante los últimos diez años, con una participación promedio dentro de las colocaciones totales en cada país de alrededor de 10%.
Concluye que en años recientes, estas entidades financieras han mejorado notablemente su rendimiento, al obtener una utilidad sobre patrimonio de 14% en 2010, cuando diez años antes registró pérdida de 1%.
«Con activos que en su conjunto equivalen a 25% del producto interno bruto (PIB) de la región, incluyendo Brasil, los BPD pueden aportar valioso financiamiento para mitigar los efectos del cambio climático, creando un entorno favorable para las inversiones necesarias y apalancar recursos propios e internacionales», puntualiza el documento.
También señala que en años recientes, los bancos públicos de desarrollo han procurado ampliar sus actividades a nuevos sectores, como energías renovables, la adaptación y mitigación del cambio climático, educación, vivienda social, microempresas, innovación y cadenas productivas.
El Bandes
Los 56 bancos públicos de desarrollo identificados por el BID actúan en 22 países de la región. Destaca el caso de México, que cuenta con cinco entidades; Brasil y Ecuador, con cinco cada uno; y Colombia, con cuatro instituciones.
Por Venezuela se incluyó al Bandes, una institución nacida en 2001 para atender proyectos orientados hacia la desconcentración económica, mediante la estimulación de la inversión privada en zonas deprimidas y de bajo rendimiento, y el apoyo financiero a proyectos especiales de desarrollo regional.
El portal web del Banco indica que respalda la expansión y diversificación de la infraestructura social y productiva de los sectores prioritarios, a fin de contribuir con el desarrollo equilibrado de las distintas regiones del país.
También administra acuerdos financieros internacionales, realiza operaciones de financiamiento fuera de nuestras fronteras y participa en programas bilaterales dirigidos al bienestar de los pueblos, en el marco de las políticas de cooperación para promover la multipolaridad.
La necesaria intervención del Estado
El documento del BID identifica una nueva etapa de los bancos públicos de desarrollo, que comienza a finales de los 90, en la que «resurge la presencia de los BPD, en respuesta a la continua existencia de restricciones crediticias».
En esta fase, la intervención estatal es considerada beneficiosa, «particularmente cuando complementa o facilita las actividades del sector privado y lo hace de manera costo-efectiva».
Un banco público de desarrollo es una institución financiera del Estado, cuyo mandato consiste en fomentar el desarrollo socioeconómico a través del financiamiento de actividades, sectores o segmentos económicos específicos, considerados valiosos para el progreso socioeconómico y la política pública nacional.
Esto implica que su acción va dirigida a sectores o segmentos económicos que son subatendidos por intermediarios financieros privados.
Por lo general, estas instituciones impulsan proyectos de infraestructura, que son de gran envergadura e implican largos períodos de maduración de las inversiones; en el sector rural, considerados de mayores «riesgos relativos» por los bancos comerciales; y las pequeñas y medianas empresas.
En años recientes, han ampliado sus planes a ámbitos como: energía renovable, adaptación al cambio climático y su mitigación, educación, vivienda social, microempresas, e innovación y cadenas productivas, bajo la nueva generación de políticas de desarrollo productivo.
Fuente: AVN