Por Dirk Kaufmann
Empresas en Alemania amenazan con despidos masivos, mientras al país le faltan trabajadores cualificados y se contratan trabajadores extranjeros. ¿Una contradicción? ¿Qué significa para la economía? ¿Cómo resolverla?
El desastre alemán
Cuando se pregunta cómo ha podido ocurrir esto, son muchos los que apuntan a la economía mundial. Dominik Groll se niega a aceptarlo: «Se trata de un problema específico de Alemania. A muchos otros países les va mejor. Es decir, que razones externas como la política europea de tipos de interés o el entorno internacional perjudican, pero ésa no puede ser la explicación de que Alemania destaque así.»
Ralph Solveen, del departamento de Investigación Económica del Commerzbank, cita inicialmente las circunstancias externas generales como explicación: «En primer lugar, es el resultado de una economía desfavorable, es decir, una demanda débil tanto en el interior como en el exterior.» Sin embargo, también señala razones específicamente alemanas a DW, como «los elevados precios de la energía, la reciente fuerte subida de los costes laborales y la excesiva burocracia, que en conjunto hacen que Alemania resulte menos atractiva como lugar de inversión.»
Devolver atractivo a la inversión
Algunos optimistas ven el creciente número de despidos como una oportunidad para contrarrestar la tan cacareada escasez de trabajadores cualificados. Solveen, del Commerzbank, disiente. Es cierto que «se están despidiendo trabajadores cualificados». Pero «estas pérdidas de empleo se producen a menudo en la industria», mientras que las vacantes -que se ofrecen también a trabajadores cualificados extranjeros– se encuentran más probablemente en el sector de servicios, donde se esperan habilidades diferentes.
A la hora de analizar la crisis actual, para Dominik Groll, del IfW, es importante también que «la debilidad se observa sobre todo en la industria, no en los servicios. Y aquí hay que hablar de crisis estructural». Cita como ejemplo la competencia de Asia: «Los modelos de negocio que han tenido éxito en la industria durante muchas décadas están sufriendo presiones, en parte porque China, por ejemplo, está fabricando ella misma las máquinas que antes importaba de Alemania.»
Esta crisis estructural sólo podrá superarse si los políticos echan una mano a la industria: «Hay que mejorar las condiciones de ubicación en todos los ámbitos: mediante desgravaciones fiscales, por ejemplo, o reduciendo la burocracia.»
Ralph Solveen, del Commerzbank, tiene una opinión similar: «Lo más importante sería volver a hacer de Alemania un lugar más atractivo para la inversión.» Para lograrlo, «hay que reducir la burocracia y bajar los costes energéticos y laborales. Estos últimos incluyen también los costes laborales no salariales, como las cotizaciones a la seguridad social, que amenazan con seguir aumentando masivamente en los próximos años.»
Fuente: dw.com