Alberto Borregales: Sentido y sinsentido del discurso de la guerra

Por Alberto Borregales

En investigaciones académicas, en mis estudios universitarios en filosofía y literatura, me topaba siempre con libros que hacían que mis lecturas se acrecentaran en demasía. En el pensum de estudio de mi carrera, se daban recomendaciones bibliográficas, hemerográficas, metodológicas, con la intención de abordarlas antes del comienzo de cada semestre, fueran estás de carácter obligatorio o electivas.

Recuerdo dos interesantes para este ensayo: una fué Sentido y Sinsentido de Marleau Ponty y, la otra, el Discurso de la Guerra de André Glucksman.

El sentido se refiere a la dirección, significado, o propósito de algo, mientras que el sinsentido implica carencias de significado, absurdo, o falta de lógica. También recordé a Terry Gilliam, Terry Jones, Graham Chapman, John Cleese, Michael Palin, con su película El Sentido de la Vida, estrenada en 1983 en el Reino Unido y del cual pude apreciar, varias de ellas, en un ciclo en la Cinemateca Nacional sobre el Monty Python.

En el caso de Glucksman, su estudio explora cómo la Guerra se manifiesta y se construye a través del lenguaje y la comunicación. Para André la guerra no es meramente un conflicto físico, sino que también es un discurso, un conjunto de ideas, narrativas y representaciones que dan forma a la percepción y la experiencia de la Guerra. En ella interviene la construcción de una otredad, la manipulación de la información, la naturalización de la violencia, la producción de subjetividades, teorías finiseculares de orden filosófico que bien interpretadas, contribuyen a su aplicación.

En este sentido, el centro de gravedad de esta palabra: Guerra, se ha desplazado del campo de las armas al campo de la palabra. De esta forma, no sé trata de la palabra como mera portadora de un significado sino de su combinatoria discursiva, o sea, como portadora de un saber, de un conocimiento, preparación, visión y redimensión de las prácticas tácticas y estratégicas en las que se ve envuelto el orden del discurso en esa materia.

Es así como los niveles de competencia lectora, análisis, deconstrucciones, genealogías, hermenéutica, semiótica, historia, actualizaciones, racionalidad instrumental e inteligencia artificial, deben estar conjugadas en un dispositivo pulsional metacognitivo que tenga intrínsecamente, en preparación, cualquier puesta en escena de esos materiales.

Estudios Esenciales El Arte de la Guerra

Es un tratado clásico sobre estrategia militar, escrito hace más de 2500 años, cuyo objetivo se centra en cómo planificar y ejecutar acciones militares de manera efectiva para lograr la victoria. El énfasis, más allá de la batalla física, se basa en la importancia estratégica, la astucia y la comprensión del terreno, tanto físico como psicológico. El conocimiento de uno mismo y del enemigo es clave para su puesta en práctica. El liderazgo es fundacional, ya que no debe poseer grados de alienación, cosificación, pseudoconcreción, enajenación, ni dependencia con alguna ideología que haya perdido el sentido de la escena. La soberanía, la nación, son elementos inherentes para la defensa de un territorio que posea sus valores históricos inalterables. Un territorio que se disemine bajo actuaciones sin sentido, es objetivo para su propia destrucción.

La estrategia, el liderazgo transparente, la adaptabilidad, el control emocional y el cumplimiento en presencia en todos los actos celebrativos de la República, son fundamentales en su cumplimiento festivo. Sin embargo, este Tratado milenario ha sido puesto en práctica para diversos campos, como los negocios, la política, formación educacional, relaciones interpersonales y la vida cotidiana, ya que ofrece herramientas para la toma de decisiones estratégicas y el desarrollo de liderazgo empresarial y gerencial.

Maquiavelo

Para Nicolás Maquiavelo, la Guerra no es solo una herramienta de la política, sino que también moldea la sociedad y la forma en que se relacionan los individuos.

Maquiavelo considera la guerra como una experiencia política fundamental, no como algo separado de la política, sino como una forma de ejercerla.

Para él, es una necesidad inherente a la existencia de cualquier relación de poder, ya sea entre estados o dentro de un estado, entre gobernantes y gobernados.

Maquiavelo la ve como un medio para lograr la paz, aunque no necesariamente basada en la justicia, sino en la estabilidad y el orden.

El Príncipe debe garantizar la estabilidad y el orden, debe estar rodeado de soldados valientes, capaces, inteligentes, bien entrenados, pulcros, transparentes, sin vicio, sin alianzas neo-delincuenciales, aptos para la confrontación y plenamente dispuestos para la defensa de la soberanía democrática y el Pueblo en su manifestación generalizada en acción. De esta forma, El Príncipe proyecta su virtud y capacidad de liderazgo como participación y ejemplo de sus actividades relacionadas con La Razón de Estado.

El Estado Napoleónico

Napoleón Bonaparte redefinió el concepto de la guerra con estrategias y campañas militares, cambiando la forma en que se libran los conflictos en Europa. Su enfoque se caracterizó por la velocidad, la concentración de decisiones rápidas y el uso de tácticas ofensivas agresivas, lo que le valió numerosas victorias y la expansión de su imperio.

La fenomenología de esa revolución, posee un carácter esencialmente fundacional ya que instaura las bases definitivas del Estado Moderno en Occidente sobre las premisas de Igualdad, Fraternidad y Libertad.

Influenciado por los ideales de la Ilustración y sus derechos individuales, proporciona el marco ideológico para los fundamentos vitales del funcionamiento de la República, la Constitución y las Leyes para el libre ejercicio eleccionario de una ciudadanía y sus dirigentes como líderes en acción.

Con relación al uso de las tácticas militares en las victorias napoleónicas, impulsa el desarrollo de la educación militar y la profesionalización del ejército, ya que este debe estar al servicio de la defensa de la nación, el territorio y la soberanía, otra «acción» contraria a esta premisa en el ámbito reductivo, reactivo, delincuencial, es considerada patológica en los Derechos de la Ciudadanía y la República.

Napoleón dejó un legado político importante, incluyendo el Código Napoleónico, un sistema legal que influyó en la legislación de muchos países, y la creación de un imperio que transformó el mapa político de Europa. La inflexión establecida por NB en sus conceptos de guerra total, movilidad, concentración de fuerzas y la búsqueda de batallas decisivas, influyeron notablemente en el proceso de emancipación en Hispanoamérica en el S. XIX. Figuras como Don Francisco de Miranda, Antonio José de Sucre y Simón Bolívar, son claves para entender la máquina democrática que tendrá su puesta en escena en el S. XX. en Latinoamérica.

El pensamiento filosófico del S. XX, construye, al margen de la razón, un discurso que se reinventa en los intersticios de un espacio que ha tejido la metafísica desde el espíritu socrático hasta Hegel. Constituye un discurso de acción que tiene su genealogía o procedencia en el Nacimiento de la Tragedia. Cito un extracto de la introducción que elocuentemente analiza el especialista Andrés Sánchez Pascual (Nietzsche, Friedrich (1977) El Nacimiento de la Tragedia. Alianza Editorial, en su presentación al texto nombrado en cuestión: «En otro tiempo también Zaratustra proyectó su ilusión más allá del hombre, los mismos que todos los transmundistas. Obra de un Dios sufriente y atormentado me pareció entonces el mundo». (Véase F. Nietzsche, Así habló Zaratustra, «De los trasmundanos».

Introducción y notas de Andrés Sánchez Pascual. Libro de Bolsillo. AE.

El marxismo, pieza inalterable que invade la crítica social mundial, le aparece un discurso paralelo que comienza a interrogar todo aquello que aún no siendo todavía se convierte en lo que son y todos los argumentos para un cambio de sistema social entran en una decadencia insoslayable en el orden del discurso que sus autores fundacionales escribieron y publicaron. La corriente interpretativa mermó y se alienó en su sentido universal, su último y nocivo intento fracasó. Allí intervienen los foros, las alianzas productivas, el socialismo del S. XXI, los laboratorios de «pensamiento», las instituciones desorientadas con su aposento territorial en pleno Imperio, su dirigencia extraviada ocupando cargos con un fin establecido pero degradado a cosa por la naturaleza de los flujos del Capital, la desfachatada noción de totalitarismo de «izquierda», sin proletariado; más hicieron las de extrema derecha en los ’60 del Siglo pasado en Venezuela, Rep. Dominicana, Cuba, Chile; apoyadas por una visión del Capital que sigue desarrollándose imperativamente, tanto moralmente y sobre todo, molecularmente. Un mundo globalizado que es contrario a la globalización y que termina desahuciado y estéril como puesta en escena.

La inacabada noción de sujeto que llega a su culminación, va creando las bases inconscientes de un torrente de flujos maquínicos de deseos, ahuyentando una «noción» de falsa conciencia en todos los hemisferios. Venezuela es una que con sus especímenes socialistas, coloca en alerta una manifestación, nada conceptual del uso de la naturaleza de los flujos, cuando inserta en su lenguaje, una pésima lectura de la hipótesis represiva freudiana. Incompetencia y ausencia lectora- receptora de los usos del lenguaje finiseculares.

La tragedia es causal: no leen.

El concepto de Guerra en el S. XXI ha evolucionado drásticamente, adoptando formas complejas y asimétricas. La guerra se ha vuelto más difusa, con la aparición de formas cognitivas y la lucha por recursos naturales, conflictos internos con intervención de actores externos. Grupos terroristas, milicias, actores no estatales, la puesta en escena del lumpen-proletariado, juegan un papel notorio en los conflictos contemporáneos. La intervención de actores internacionales, estados o instituciones, es frecuente, lo que hace más difícil la resolución de los conflictos.

La guerra cognitiva ocupa un espacio determinante, la manipulación de la información, la propaganda son herramientas importantes en la guerra actual, afectando la opinión pública y la percepción de los conflictos.

Este tipo de guerra causa un gran sufrimiento a la población civil, con desplazamiento masivo, inflación, hambrunas y otras consecuencias devastadoras.

Ahora bien, la racionalidad instrumental ha dado paso a un refinamiento de los usos de esa tecnología. En un mundo tejido por las comunicaciones, la competencia de recepción es importante, ya que logra establecer el máximo nivel de comprensión y entendimiento entre los actuantes.

Asimétrico, Rizomático e Híbrido.

Este término está íntimamente ligado a conceptos sobre criptografía y teorías de la información.

Se conoce como criptografía al ARTE y la ciencia de cifrar información para protegerla de accesos no autorizados. Implica transformar datos legibles en un formato ilegible (cifrado) que solo puede ser descifrado por aquellos que poseen la clave correcta. Este Arte se utiliza para garantizar la confidencialidad, integridad y autenticidad de la información.

Su etimología se deriva de las palabras griegas «kryptos» (oculto) y «graphein» (escritura), se centra en técnicas y algoritmos que permiten la codificación de datos.

El término «rizomático», ha sido interpretado reductivamente por la «recepción» despótica y su aplicabilidad se cierne destructivamente por sus «actores». Dicho término se refiere a una estructura no jerárquica donde cualquier punto se puede conectar con cualquier otro.

La puesta en práctica de esta noción por maquinarias distópicas y reductivas, en estrecha alianza con cuerpos porosos sin transpiración cuyo único fin es «mercadear» productos tóxicos para la población, dan aparición a congregaciones nihilistas sin sentido y efímeras. La guerra rizomática, en el contexto filosófico de sus creadores Deleuze y Guattari, se refiere a una forma de conflicto caracterizada por la ausencia de un centro o jerarquía, similar a la estructura de un rizoma en botánica, cuya raíz subterránea se conecta con múltiples puntos de conexión.

En las estructuras cuartelarias, el generalato infecundo y estéril, este sistema no funciona, es plenamente analfabeta. Se requiere de una formación muy superior para trascender este mecanismo de economía libidinal y dispositivos Pulsionales que la conforman, sobre todo, si su único modo es la entidad represiva y barbárica de la máquina totalitaria cuando aplica una noción basada en una falsa conciencia sin ideología, calcada en el abismo, sin contenido y sin producción deseante.

Gilles Deleuze lo explica: «En el árbol hay todo tipo de caracteres: hay un punto de origen, germen o centro; es una máquina binaria o principio de dicotomía, con sus ramas perpetuamente reproducidas y repartidas, sus puntos de arborescencia; es eje de rotación que organiza las cosas en círculos y los círculos alrededor del centro; es estructura, sistema de puntos y de posiciones que cuadriculan todo lo posible, sistema jerárquico o de transmisión de órdenes, con instancia central y memoria recapituladora; hay un futuro y un pasado, unas raíces y una copa, toda una historia, una evolución, un desarrollo; el árbol puede ser cortado siguiendo cortes llamados significantes en la medida en que siguen sus arborescencias, sus ramas, sus círculos concéntricos, sus momentos de desarrollo. No hay ninguna duda, nos plantan árboles en la cabeza: el árbol de la vida, el árbol del saber, etc.

Todo el mundo reclama raíces. El Poder siempre es arborescente. Casi todas las disciplinas pasan por esquemas de arborescencia: la biología, la lingüística, la informática. Y sin embargo, las cosas no van por ahí. (…) Hay multiplicidades que no cesan de desbordar las máquinas binarias y que no se dejan dicotomizar». (Deleuze, Gilles / Claire Parnet. (2004) Diálogos. Pre Textos. España.

La Guerra Asimétrica de Nuevo Orden.

Recién acabamos de ver un alto grado de resonancia activa en lo rizomático, concerniente a la desterritorialidad del Medio Oriente y su pronta y posible re territorialidad.

El Acuerdo de Abraham es un hecho histórico. Su consolidación implica un acontecimiento que lleva implícito un agenciamiento en sentido milenario.

Ahora bien, ¿qué es un agenciamiento? Un agenciamiento es una multiplicidad que comporta muchos términos heterogéneos, y que establece uniones, relaciones entre ellos, a través de edades, de sexos y de reinos – a través de diferentes naturalezas. La única unidad de agenciamiento es de co-funcionamiento: una simbiosis, una «simpatía».

Dirá Deleuze en su diálogo con Parnet: «Estados de cosas, estados de cuerpos: los cuerpos se penetran, se mezclan, se transmiten afectos; pero también enunciados, regímenes de enunciados: los signos se organizan de una nueva forma, aparecen nuevas formulaciones, un nuevo estilo para nuevos gestos». (Diálogos)

Una máquina despótica desaparece. La naturaleza de los flujos se activa con La Carta del Mediterráneo, acontecimiento notable del resultado de una confrontación de una guerra de 12 días que cambia la cartografía de una parte del planeta. Flujos en positividad que distinguen con precisión el trazado de las líneas costeras, incluyendo cabos, bahías, desembocaduras de ríos e islas.

En conclusión, no hay lugar para máquinas despóticas en Occidente. Un liderazgo protagonizó, ante nuestra mirada, un cambio sustancial en el porvenir de esta zona, gracias a dos máquinas positivamente rizomáticas: Israel y EEUU.

*Filósofo egresado de la Universidad Central de Venezuela.

Editado por los Papeles del CREM a cargo de Raúl Ochoa Cuenca.

«Las opiniones aquí publicadas son responsabilidad absoluta de su autor».

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

*