Por Eduardo Martínez
Hay momentos en que los actores políticos, de un lado y del otro, deben dejar de reaccionar y sentarse a reflexionar. Los venezolanos han dejado de calificarse entre afectos al gobierno y opositores. Ya no es esa la manera de vernos los unos a los otros. Y de seguir así, en esa vía no habrá espacio para la negociación. La prolongada crisis política no tendrá solución. Y será como una guerra nuclear: no ganará nadie.
El venezolano del 2025, no estará caracterizado por la libertad de movimiento. Unos no podrán entrar. Otros no podrá salir. Y quienes lo logren, serán cada vez menos los que puedan moverse.
En este albor de un nuevo año (2025) la situación se agravará. Han sido impulsadas dos leyes con el nombre de Simón Bolívar, una en Estados Unidos y otra en Venezuela. Una, que castiga al gobierno venezolano y sus empresas. La otra, que castigará a los venezolanos en forma individual.
En EEUU, el instrumento legal todavía falta ser aprobado en el Senado. Se puede detener su aprobación. En Venezuela, la Asamblea Nacional jugó adelantado y aprobó una ley, que por lo momentos no parece tener vuelta atrás.
Si observamos estos dos hechos en forma tradicional, la tendencia será a tomar partido por una u otra. Es un error, por cuanto nos afectará a todos por igual. En el medio, están 30 millones de venezolanos que serán afectados.
¿Estaremos todavía a tiempo para evitar la debacle?
@ermartinezd