Por Wildin Cubillan
El Producto Interno Bruto (PIB) nace en 1934 como indicador del ingreso nacional en un determinado período, creado por el Nóbel Simón Kuznets, para estimar desajustes económicos en la Gran Depresión. Sin embargo se populariza en 1948 cuando se define «desarrollo» como indicador de crecimiento económico. El PIB más utilizado es el basado en la demanda agregada: PIB = C + I + G + (X – I).
El PIB nace como indicador de medición del desarrollo económico, cuando lo que realmente estima es el crecimiento económico de un país en un tiempo determinado. La información recogida para su cálculo es un agregado de productos y servicios heterogéneos con enfoque cuantitativo, por tanto no mide calidad de vida. Un PIB elevado no traduce mejoras del bienestar de la población o de su mercado interno, sería importante considerar variables como: reparto de renta en la población, calidad de vida, grado de evolución industrial, recursos naturales o indicadores relacionados con la estabilidad financiera del país objeto de estudio.
El mismo Kutznets, años más tarde, insistió en la reformulación del PIB pues «las diferencias deben tenerse en cuenta entre cantidad y calidad del crecimiento, sus costos y rentabilidad en el corto y largo plazo». Índices de nueva data se han formulado como complemento del PIB, entre ellos: Índice de Desarrollo Humano (IDH) en 1990, que apunta a 3 consideraciones: tener vida larga y sana, adquirir conocimientos y disfrutar de un nivel de vida digno.
En el 2010 el Índice de Progreso Social (SPI), basado en los conceptos de Sen, North y Stiglitz, que mide el bienestar de una sociedad por sus resultados medioambientales y sociales (salud, refugio, igualdad, inclusión, sostenibilidad, seguridad y libertad personal) separada de los factores económicos. En 1912 se crea el Coeficiente de Gini, formulado para la medición de una distribución pero, aplicado a la desigualdad social en función de los ingresos desde el 2006. En ella se introduce el valor 0 para expresar la igualdad total y el valor 1 para la máxima desigualdad.
Es mi opinión.
* Economista
@wildincubillan