Por Eduardo Martínez
Si hay una política que los Estados Unidos han aplicado por más de 100 años, es la de tener en la mano un Garrote y en la otra mano una Zanahoria.
El gobierno de Nicolás Maduro, olvidándose de sus errores y malas compañías, señala a cada rato que las penurias que afectan a los venezolanos son producto de las sanciones que aplican Occidente, y especialmente, los EEUU.
Como dicen en el argot policial, y en el norte no cesan de repetir, las sanciones son aplicadas a individuos “mala conducta”, y a algunas instituciones que han sido usadas presuntamente para cometer presuntos delitos.
Esas sanciones son el Garrote.
Por otra parte, y casi simultáneamente, el mismo gobierno estadounidense -sobre todo cuando están en cursos negociaciones EEUU-Venezuela- en los días anteriores, durante o poco después, los Departamentos del Tesoro y Departamento de Estado emiten “licencias” en las cuales “alivia” esas sanciones.
Ese alivio es la Zanahoria.
Diplomáticamente hay que entender que es importante el orden en que estas dos acciones son aplicadas.
Seguida a una negociación, pueden surgir alivios. Seguida a la desproporción de lo que hace el régmen desde Caracas, han venido las sanciones. Y en esta semana, entre el miércoles y el jueves correspondió al Senado de EEUU – en sus comisiones de Política Exterior y Grupo de Trabajo sobre Narcóticos Internacionales del Senado, emitir una dura carta en la cual recuerdan al Secretario de Estado Blinken, y al Fiscal General del Departamento de Justicia Garland, que Nicolás Maduro es un fugitivo, viaja con bastante libertad por el Mundo, y exige explicaciones al Departamento de Estado de porqué Maduro no ha sido capturado.
El jueves, el Departamento del Tesoro emitió una “licencia especial” que “autoriza a la estatal petrolera venezolana PDVSA a realizar transacciones necesarias para el mantenimiento limitado de operaciones esenciales o el cierre de operaciones de ciertas entidades”.
No debemos hacernos ilusiones, como pareciera a veces pasar por la cabeza y la lengua de algunos altos funcionarios del gobierno venezolano.
Si leemos con detenimiento el texto de la licencia, encontraremos que no es extrictamente un alivio. Sino que es una medida aprobada para facilitar el trabajo de la Chevron en Venezuela, y garantizar la “seguridad” de los estadounidenses que trabajan para esta empresa en los campos petroleros venezolanos.
No ha habido “puntada sin dedal”, por parte de EEUU. Y esta medida no es consecuencia a la estrategia seguida por el gobierno venezolano para contener y revertir las sanciones.
@ermartinezd