Venezuela: la mayor tasa mundial de inflación en alimentos

Por Ramón Cardozo Álvarez

De acuerdo con la actualización más reciente del informe del Banco Mundial sobre la inseguridad alimentaria, correspondiente a julio de 2023, Venezuela encabeza la lista de los 10 países con lainflación nominal de alimentos más alta del mundo, registrando un alarmante 414%. Le siguen en la lista países como Líbano (280%), Zimbabue (256%), Argentina (117%), Surinam (71%), Egipto (66%), Sierra Leona (58%), Ghana (54), Turquía (54%) y Haití (46%).

Aunque parte del aumento generalizado de los precios de los alimentos a nivel mundial está relacionado con factores internacionales, como la invasión de Rusia a Ucrania, en países como Venezuela confluyen además una serie de factores económicos, políticos y sociales complejos que agravan aún más el aumento de los precios.

Para el economista Ángel Alvarado, cofundador del Observatorio Venezolano de Finanzas (OVF), no es sorprendente que Venezuela encabece la lista de países con la inflación de alimentos más alta a nivel mundial: «A pesar de haber salido de la hiperinflación, Venezuela todavía registra una inflación acumulada del 115% y una inflación interanual del 439% para julio de este año, lo que la ubica como el país con la inflación más elevada del mundo». Esta lamentable situación, destaca Alvarado, tiene sus raíces en la caída de los precios del petróleo, la destrucción del aparato productivo nacional y, de manera especial, en el colapso de la industria petrolera. Todos estos problemas se han visto agravados por la imposición de sanciones internacionales como resultado de la crisis de legitimidad y la corrupción que caracterizan al régimen de Nicolás Maduro.

Suben los precios de los alimentos y se hunden los salarios

Mientras los precios de los alimentos aumentan a tasas muy altas en Venezuela, el poder adquisitivo de los salarios de la gran mayoría de la población venezolana continúa desplomándose. Dentro de un entorno de economía inflacionaria y de precios dolarizados, el impacto del costo de los alimentos se torna extremadamente perjudicial para los sectores más vulnerables de la sociedad venezolana.

Según los datos de Ecoanalítica, en febrero de este año, más de la mitad de la población venezolana ganaba menos de 100 dólares al mes. Dentro de este segmento, son especialmente bajas las remuneraciones de los cinco millones y medio de trabajadores del sector público. Por ejemplo, el salario promedio mensual de un docente es de unos escasos 26 dólares, lo cual cubre apenas el 5,2% del costo de la canasta alimentaria familiar para cinco personas, estimada en 502.27 USD para julio de este año, según el Centro de Documentación y Análisis para los Trabajadores (CENDA).

En una situación aún más crítica se encuentran más de cuatro millones de pensionados, quienes reciben una mensualidad equivalente al salario mínimo de 130 bolívares, monto que representa en la actualidad menos de 4 dólares. Este salario vital –el más bajo en el hemisferio– apenas alcanza para cubrir el 1% del costo de la canasta alimentaria familiar.

Un reciente reportaje publicado por el portal de noticias El Pitazo (08.07.2023) comparó los precios de una lista de 20 productos alimenticios en Caracas (mercados Quinta Crespo y Guaicaipuro) con los de Miami (Walmart) y Madrid (Mercadona). Los resultados revelaron que, en Caracas, los precios eran un 32 y 18 por ciento más altos que en Miami y Madrid respectivamente, con el agravante de que el costo de la lista en Caracas equivalía a veinte veces el salario mínimo en Venezuela, mientras que en Miami representaba solo el 3,93% del salario mínimo de Florida y en Madrid, el 6,54% del salario mínimo en España.

Casi un millón de niños venezolanos sufren de desnutrición aguda o crónica

La alta inflación y el elevado costo de los alimentos agravan aún más la crisis humanitaria compleja que desde hace más de una década sufre el país. De acuerdo con los datos suministrados en el Foro «Fondo de Protección Social» (25.07.2023) por Susana Raffalli, experta internacional en seguridad alimentaria, actualmente en Venezuela 4,8 millones de personas se encuentran en situación de inseguridad alimentaria moderada y severa, mientras que 9 millones están en riesgo de sufrir de inseguridad alimentaria. Así mismo, entre el 9 y 12% de los niños venezolanos entre cero y cinco años de edad (450 mil niños) sufren de desnutrición aguda, mientras que 600 mil sufren de desnutrición crónica. 

La destrucción del sector agrícola y agroindustrial venezolano

Para el investigador Paúl Elguezabal, ex diputado regional y especialista en economía del desarrollo, el elevado costo de los alimentos en Venezuela, además de los factores internacionales, guarda una estrecha relación con la destrucción de la capacidad productiva agrícola y agroindustrial del país a lo largo de más de dos décadas de implementación en el país del llamado «Socialismo del Siglo XXI”.

Una de las políticas más dañinas de este modelo en contra los productores agropecuarios fue el ataque a la seguridad jurídica de la propiedad privada. Utilizando la excusa de buscar la soberanía alimentaria y combatir el latifundio, Hugo Chávez expropió y confiscó casi 6 millones de hectáreas de fincas productivas en Venezuela, además de tomar el control de más de 250 empresas agroindustriales. Con el tiempo, estas políticas han resultado un rotundo fracaso, ya que la mayoría de las empresas intervenidas y estatizadas se encuentran inoperativas y las tierras agrícolas expropiadas permanecen completamente improductivas.

Elguezabal agrega que el Estado venezolano además dejó de invertir en programas fitosanitarios, en la infraestructura agrícola, en sistemas de riego y drenaje, así como en los servicios públicos rurales. Por otra parte, la seguridad en el campo fue abandonada por completo. Los productores agrícolas en Venezuela enfrentan de forma constante la violencia y la extorsión por parte de grupos armados irregulares, tanto de paramilitares, como de bandas delictivas. En ocasiones, incluso son los propios funcionarios encargados de la seguridad ciudadana quienes extorsionan a los productores.

Otros problemas graves que, según Elguezabal, sufren hoy en día los productores agropecuarios venezolanos son la obsolescencia de la maquinaria, la falta de acceso a créditos agrícolas y los altos precios de los insumos y de los combustibles. La suma de todas estas distorsiones lleva a que los costos de producción de alimentos en Venezuela sean muy elevados y poco competitivos, tanto en el mercado nacional como en el internacional.

La militarización e ideologización del campesinado venezolano

El 23 de agosto pasado, Nicolás Maduro dio a conocer la creación de la «Zona Económica Especial Agroalimentaria y Pesquera de Oriente (ZEEAO)». Esta zona incluirá más de 12,5 millones de hectáreas de tierras agrícolas y 1.240 km de costa marítima con potencial pesquero, abarcando territorios de los estados Guárico, Anzoátegui, Monagas, Sucre y Bolívar. Maduro expresó su intención de invitar a empresarios de países BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) para que participen en este nuevo proyecto.

Una semana después, durante un evento convocado por el régimen con la finalidad de avanzar hacia «la Venezuela del milagro productivo», Maduro, aparte de establecer un modesto fondo de financiamiento para los pequeños productores del campo, se centró en emitir directrices para censar a los campesinos y pescadores venezolanos a través del «Carnet de la Patria» y para integrarlos en las filas de la milicia bolivariana. Estas medidas claramente presentan un enfoque proselitista que busca la ideologización y la militarización del campesinado venezolano.

Mientras la economía global atraviesa momentos de gran incertidumbre que continuarán afectando el costo de los alimentos en el mundo, Venezuela enfrenta importantes desafíos internos que agravan aún más la inseguridad alimentaria de su población. Tras casi un cuarto de siglo de estar detentando el poder en Venezuela con resultados muy negativos, el régimen chavista, liderado en la actualidad por Nicolás Maduro, ofrece al país solo eslóganes, planes y promesas que marginan al productor nacional y no abordan los problemas estructurales de la altísima inflación en alimentos.

Fuente: dw.com

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