Por Eduardo Martínez
Cuando pensábamos que todo estaba demasiado tranquilo, y el tránsito por la cuaresma adormecería los espíritus, los rumores han regresado como solía suceder antes. Esta vez, con fuerza e insistencia.
Si ser tema de un rumor fuera un indicador de popularidad, los jerarcas del régimen se llevarían todos los porcentajes. En tanto lo que sucede con la oposición, hasta ahora no ha sido objeto de rumores porque es una agenda abierta carente de secretos.
Los decires son muy concretos. Todo apunta al vértice del más alto gobierno. No se usan verbos condicionales o hipotéticos. Con los días, han ido desapareciendo: el parece ser que …, pareciera que…, fulano habría dicho …., me dijo un amigo que es muy cercano a los enchufados…, me han confiado … esos que están muy cerca de …, etc. etc.
En cambio, a diferencia de otros tiempos, como cuando Chávez fue diagnosticado con un voraz cáncer y todo eran rumores condicionados por los verbos y los vocablos, en esta oportunidad las informaciones que corren son tajantes: “el jefe tiene cáncer”, “en 25 días suben a la Meléndez a la Vicepresidencia”, “el Padrino no acepta el cargo”, “de los hermanos Rodríguez, a uno no lo aceptan, el otro está muy enfermo”, etc. etc.
La verdad es no sabemos en qué creer. No porque las fuentes no sean confiables, sino por que en estas situaciones no se debiera confiar en nadie. No sabemos el origen de estos rumores, por cuanto el mayor ruido se produce entre los afectos del régimen, y a todos los niveles.
¿Serán globos de ensayo? ¿Quiénes andan de pesca? ¿Cuáles serán los objetivos, a quiénes apunta?
La verdad es lo que quienes oyen estos rumores, quieren saber. Así como seguramente, las fuerzas coercitivas del Estado querrán saber quienes las difunden.
Sin embargo, hay que recordar que en Venezuela el venezolano está acostumbrados a tomar los caminos paralelos, porque “son los que van más rápidos”. Tal como ocurre con las autopistas, donde el hombrillo a ser usado en caso de emergencia, es el canal más rápido y sin límite de velocidad.
Ojalá que el tiempo pascual apacigüe los espíritus, y con ello, las informaciones ciertas acaben con los rumores. En tanto, esto se ha vuelto un hervidero.
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