Venezuela: Con inseguridad no hay futuro

inseguridad y economia

La actual situación económica en Venezuela es solo superada por la inseguridad. Todos los días decenas de habitantes fallecen de manera violenta, son asesinados. En tanto otros tantos resultan heridos y cientos son víctimas de asaltos y robos.

Los asesinatos de la actriz Mónica Spear y su esposo, así como la herida infringida a su menor hija, son un caso más en las estadísticas de ese día. La diferencia es que en esta ocasión la víctima es famosa. El crimen tuvo rostro conocido para acompañar la reseña, y la noticia le llegó a la gente, en Venezuela y en el exterior, por su trayectoria como Miss Venezuela y actriz de telenovelas.Es cierto que se cometen delitos en todos los países. La diferencia es que en la mayor parte de los países, se imparte justicia. Los crímenes son investigados, juzgados, sentenciados y enviados a una cárcel por largo tiempo. En Venezuela, de acuerdo a las estadísticas, solo el 8% de los criminales terminan en las cárceles. El 92% de los crímenes terminan en la impunidad y el olvido.

La inseguridad generalizada

En Venezuela está generalizado el estado la inseguridad. Ningún ámbito se escapa de ella. No es seguro vivir ni trabajar en el país. El disfrute de los derechos ciudadanos, que la Constitución de 1999 otorgó a los venezolanos, es hoy en día una ficción.

No solo el ciudadano común y corriente corre grandes riesgos al salir a la calle. No tiene protección en su casa, trabajo o dentro de su vehículo. Esto porque no tiene seguridad sobre sus propiedades, actividades o posesiones.

La propiedad más cercana a las personas son sus casas. Para el residente de las ciudades, vivir en una casa lo hace candidato a ser expropiado. Si recibió un apartamento de la Gran Misión Vivienda, no le pertenece. Es solo un préstamo. En muy pocos casos han recibido la titularidad de la propiedad.

Si el ciudadano vive en una zona rural, en una finca o conuco, al dedicarse a actividades agrícolas, no sabe en qué momento le van a invadir su propiedad y la fuerza pública le va a expulsar de su casa.

En el caso de las ocupaciones, invasiones y expropiaciones, la mayor parte  de las víctimas  no han sido compensadas en justicia. A muchos de ellos, no les aceptan los reclamos. Y cuando asisten a los tribunales, la sentencia más rápida dice que la acción es “inadmisible”. No hay seguridad jurídica.

En lo social, el estado de inseguridad no es diferente. A los trabajadores del Estado, se les violan sus derechos como trabajadores y de asociación todos los días. No se respetan las contrataciones colectivas. No se reconocen los sindicatos. Las instancias tribunalicias siempre favorecen al patrono: el Estado.

Por otra parte, cuando el patrono es un empresario privado, el péndulo de las autoridades y de los jueces se mueve en su contra. De esta manera, no hay justicia ni para los patronos ni para los trabajadores.

Este ambiente de inseguridad tiene consecuencias que va más allá de las personas como individuos. La economía venezolana, que está sumergida en una profunda crisis, también se ve afectada.

Un país sin inversiones

Con la inseguridad en las calles y con la inseguridad jurídica, el país no tiene ni tendrá el nivel de inversiones necesarios para el buen desempeño económico. Los inversionistas no pasan por alto el irrespeto a la propiedad y a la vida. Nadie invierten para que venga alguien, sea el Estado o unos delincuentes, a apropiarse de su dinero invertido.

Otra consecuencia es el éxodo de los profesionales jóvenes. Asaltados y vejados por la delincuencia, cuando terminan sus estudios emigran a otros países. No encuentran en el país “futuro”.

Es sorprendente conocer que en ocasiones, más del 50 por ciento de los estudiantes de los años finales de carrera, son víctimas de la delincuencia. ¿Van a querer quedarse?

Más triste es conocer, ya viviendo en el exterior, que bajo ninguna circunstancia estos jóvenes quieren regresar a Venezuela.

En los barrios que rodean las ciudades, lugares donde es más alta la inseguridad, la vida es como jugar a la lotería: “a veces te toca”. Los jóvenes sienten también que, más allá de las oportunidades de trabajo y estudio, la vida “no tiene futuro”. ¿A dónde se van?

Fuente: Eduardo Martínez

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