Venezuela como problema

Por Eduardo Martínez

Hasta hace unos 5 años no era fácil tener un dibujo mental de Venezuela, su situación y sus problemas. El Mundo todavía estaba alucinado por las payasadas de Hugo Chávez. Un presidente -ya fallecido- que empezaba a verse como un líder militar más de las repúblicas bananeras latinoamericanas.

Con las elecciones del 2013, de dudosa legalidad, apareció en el escenario Nicolás Maduro. Un presidente de rasgos indescifrables, de quién el Mundo no conocía nada.

Después de cinco años, con cientos de jóvenes asesinados en las calles venezolanos, por protestar en contra del gobierno de Maduro, los líderes y analistas del mundo comenzaron a formarse unas ideas más precisas de quién era Maduro y de lo que pasaba en Venezuela bajo su gobierno.

Para Maduro, todo había comenzado mal. Los resultados de las elecciones no convencieron a nadie. Ni a sus seguidores, ni a los opositores, ni a observadores internacionales. Picados por un probable fraude electoral, aguzaron la vista y los oídos. ¿Qué fue lo que divisaron?

Se encontraron gradualmente frente a un personaje inseguro, ansioso de ser reconocido como “el presidente”. Exagerando los símbolos del poder sobre si mismo, Maduro pasó a ser en poco tiempo a ser su propia caricatura. Los estudiantes también lo vieron así.

Carente de la preparación para gobernar, simultáneamente el país fue haciendo una crisis que políticos y economistas esperaban. A la debacle económica, por falta de la ejecución de políticas públicas correctivas, siguió en poco tiempo un deterioro social de tal magnitud que generó la crisis política nunca antes vista.

Maduro equivocó la interpretación las señales de lo que sucedía en las calles. Ayudado en su mala interpretación, por un pequeño grupo de colaboradores que le rodearon, le fueron infundiendo paranoia y un trajinado enfoque de represión y radicalización. Lo que por supuesto resultó ser contrario -tal vez- a sus deseos.

Nunca se dio cuenta, y pareciera que tampoco ahora, que esos personajes que lo rodeaban tenían sus propios planes. Gente que nunca había pasado de ser segundones en lo que habían hecho. Formados o informados en un Mundo pre caída del Muro, y con altas dosis de resentimientos personales. ¿Qué culpa tuvimos 30 millones de venezolanos de lo sucedido a esta banda de estos desinformados, resentidos y malformados?

Mientras la calle se tapizaba de caídos, los estantes de los bienes de primera necesidad -alimentos y medicamentos- eran vaciados por la ineficiencia del Estado. A lo que siguió el vaciado de gente que en poco tiempo llegó a más de 8 millones de venezolanos. Quienes hoy en día están esparcidos por más de 100 países.

La tierra de Gracia y oportunidades había caído en la desgracia y la miseria. Algo nunca antes visto.

Como resulta que toda esa gente se fue a los países del primer mundo, del tercer Mundo y de cualquier otro Mundo donde tenga oportunidades de trabajo, comida y desarrollo familiar, no es extraño que el G7 -conformado por los jefes de Estado y gobierno de los 7 países más desarrollados- tenga ahora una clara percepción de lo que ocurre en Venezuela.

Es así como Venezuela se transformó en un país problema, cuyas desgracias y sus consecuencias han sido transferidas a esos países receptores de la diáspora venezolana.

G7 hace 6 años

Los países desarrollados ya no ignoran lo que pasa en Venezuela. Tienen la percepción exacta. No es nada nuevo. Ya en el 2018 se habían pronunciado. Revisemos lo declarado oficialmente por el G7 en el 2018:

Declaración de los líderes del G7 sobre Venezuela del 2017

Nosotros, los líderes del G7 de Canadá, Francia, Alemania, Italia, Japón, el Reino Unido, los Estados Unidos de América y la Unión Europea, estamos unidos para rechazar el proceso electoral que conducirá a las elecciones presidenciales del 20 de mayo de 2018 en Venezuela.

Al no cumplir las normas internacionales aceptadas y no garantizar las garantías básicas para un proceso inclusivo, justo y democrático, esta elección y su resultado carecen de legitimidad y credibilidad. Por lo tanto, denunciamos las elecciones presidenciales venezolanas y su resultado, ya que no son representativas de la voluntad democrática de los ciudadanos de Venezuela. El gobierno venezolano ha perdido la oportunidad de realizar una rectificación política que se necesita con urgencia.

Mientras el régimen de Nicolás Maduro consolida su control autoritario, el pueblo de Venezuela continúa sufriendo abusos de derechos humanos y graves privaciones, lo que provoca un aumento de los desplazamientos que afecta a países de toda la región.

Nos solidarizamos con el pueblo de Venezuela y hacemos un llamado al régimen de Maduro para que restablezca la democracia constitucional en Venezuela, programe elecciones libres y justas que puedan reflejar verdaderamente la voluntad democrática del pueblo, libere de inmediato a todos los presos políticos, restablezca la autoridad del Consejo Nacional. Asamblea y proporcionar acceso pleno, seguro y sin obstáculos a los actores humanitarios.

Seguimos comprometidos a apoyar una solución pacífica, negociada y democrática a la crisis en Venezuela y a apoyar a la población venezolana a través de asistencia humanitaria.

Fuente: Prensa Concilio de Europa

Venezuela es un problema mundial. Nada ha cambiado. Los venezolanos debemos resolverlo.

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@ermartinezd

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