
Por Eduardo Martínez
Frente a la inamovilidad de la crisis política venezolana, esta semana surgieron indicios que mostraron que la cosa se está moviendo.
Los resultados de las elecciones, de los representantes de los graduados de la Universidad Central de Venezuela (UCV) en las cuales los candidatos pro-Maduro perdieron en 10 de 11 facultades, y en la única que ganaron lo hicieron por 6 votos, son un indicador de por donde se mueven las opiniones de los venezolanos.
Simultáneamente, en Londres se abrió un nuevo round de la pelea por el control del oro venezolano depositado en el Banco de Inglaterra. El gobierno Maduro tratará en su demanda demostrar la validez de una sentencia del TSJ venezolano que dictaminó que son ilegales las designaciones de Juan Guaidó.
Llama la atención, en lo que parecería ser una jugada a varias bandas de Maduro, que se quiera utilizar la decisión de la Corte británica para validar varios procesos electorales, por cuanto el primer tetsigo llamaod a declarar por los abogados de Maduro, es nada más y nada menos que Francisco Carrasquero, ex presidente del CNE y magistrado de la Sala Constitucional del TSJ.
Esto puede implicar varios aspectos, entre ellos, que Maduro está buscando que una corte extranjera valide su legitimidad. Eso es lo que significaría.
Estos dos sucesos de esta semana, las elecciones en la UCV y el juicio en Londres, definen una elección política menor, y otro aspecto que daría legitimidad a Maduro, sin entrar en lo político, y sin elecciones libres de por medio.
De resto en la semana, la agenda política -manejada por los protagonistas políticos- sigue sin conocerse y sin sorprendernos. De espaldas a la ciudadanía, los políticos siguen ausentes de la crisis venezolanos. Lo que pareceiera convertirlos en parte de los problemas y no de las soluciones.
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