Por Eduardo Martínez
El anuncio del fallecimiento de Rosana Ordoñez se llevó la apacibilidad de la mañana de este domingo 1º de agosto. Fue un momento en el cual, Rosana dejó su rol de periodista para ser la protagonista de la noticia, y que la lluvia de los llantos irrumpiera en los cielos de nuestros corazones.
Su presencia era un brisa de suavidad, con una bella sonrisa que cautivaba a quienes le veían. Sonrisa que desarmaba a cualquiera.
Periodista por naturaleza, Rosana experimentó los éxitos y sin sabores en todos los medios conocidos: prensa escrita, TV, radio, redes sociales, blogs, entre otros.
Agotados los caminos por los medios tradicionales, ella supo dedicarse a las nuevas generaciones, enseñando lo que sabía hacer en las escuelas de periodismo. No contenta con lo que conocía y sabía, avanzó por los postgrados hasta conquistar recientemente un doctorado en la Universidad Central de Venezuela.
Dirigió revistas y escuelas de periodismo, ocupó cargos en oficinas de prensa en organismos públicos hasta llegar a ser directora de la Oficina Central de Información (OCI), en el gobierno del presidente Ramón J. Velásquez.
Socialcristiana de toda la vida, lo que nunca le impidió ejercer su profesión, tuvo la voluntad y osadía de aceptar el reto de ser la presidenta nacional de COPEI, cuando casi todo el mundo político salía corriendo al inicio del régimen de Hugo Chávez. Rosana en ese momento tuvo el temple para enfrentar estos nuevos tiempos, con todos sus riesgos, y mantener las puertas abiertas de la democracia cristiana en Venezuela.
También ocupó cargos gremiales en el Colegio Nacional de Periodistas (CNP), dedicando grandes esfuerzos al fortalecimiento del bienestar social de sus colegas.
Mantuvo distancias, enfrentó, no se limitó nunca a la hora de expresar sus opiniones, ejerció posiciones de gobierno, y de dirección política. Sin embargo, siempre fue respetada.
Fue una mujer que con simpatía, con cariño, sin ofensas, supo desenvolverse dignamente en el ejercicio de su profesión y sus deberes. Madre insigne, esposa amorosa, amiga solidaria, deja en su tránsito por la vida el ejemplo de la mujer venezolana.
En las últimas semanas pidió que no lloráramos por ella. ¿Cómo no llorar, si ya no te vamos a ver llegar con tu sonrisa? ¿Cómo no extrañar tus consejos? ¿Cómo no ser parte de tu existencia y tú de las nuestras? …..
Rosana no se apagó este domingo. Su luz continuará encendida desde la eternidad. Un lugar desde donde su sonrisa nos dará el ánimo suficiente para continuar……
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