Por Eduardo Martínez
Si algo tienen claro los venezolanos es el no entender lo que la palabra “negociación” significa para el gobierno venezolano.
Son innumerables las sesiones que ha sostenido la oposición con el gobierno, sin que los venezolanos le hayan visto el “queso a la tostada”, y tampoco la tostada. Hasta el Vaticano salió trasquilado, cuando de buena Fe fungió de mediador o facilitador.
Cada vez que estalla una crisis en el país, el gobierno habla de reunirse con la oposición, convocar a “todos los factores”, aunque siempre dejan por fuera a la líder de la oposición o a sus representantes.
De los comunicados de esas negociaciones, las más de las veces los representantes de la oposición resultaron ser un colador por el cual les metieron jonrones, hits, strikes y hasta les robaron las bases.
La última negociación pública y conocida, fue la realizada en la isla de Barbados, a pocos días de la Primeria del 22 de octubre pasada. No habían terminado de firmar un acuerdo, cuando el gobierno ya estaba maniobrando para impedir la escogencia del candidato opositor.
Sin embargo el cuadro opositor cambió con los resultados de la Primaria, cuando el 92% de quienes votaron en la justa, no solo designaron a María Corina como candidata. La mayoría fue de tal magnitud, que también -aunque en ese momento no nos dimos cuenta- estaba eligiendo a un nuevo liderazgo opositor: a la propia María Corina. De eso no debe quedar duda.
Ese liderazgo de María Corina, quedó demostrado en las presidenciales del 28 de Julio. Ante la maniobra de Elvis Amoroso, primero como Contralor y luego a la cabeza del CNE, impidió que María Corina pudiera ser postulada como la candidata presidencial de la oposición. Lo que a la vez no impidió que ella ejerciera su liderazgo y endosara su votación a Edmundo González quién derrotó a Maduro. Lo que funcionó perfectamente.
Ahora, el gobierno convertido en régimen como un todo, no slo desconoce el triunfo de González, sino que sigue desconociendo el liderazgo de María Corina. Habla de negociación -que hasta ahora no ha cumplido con lo negociado- y rechaza su participación como contraparte. ¿Con quién va a negociar? ¿Para no volver a cumplir?
A Maduro la cosa no se les presenta fácil. El descrédito es enorme: nacional, internacional y popularmente. No cumplió la palabra empeñada en Barbados, no quiso negociar antes de las presidenciales del 28-J, gestionó bajo la batuta de Amoroso un proceso sin garantías, dificultó hasta mas no poder las giras del candidato opositor, y a pesar de todo eso, Maduro salió derrotado. Y como se dice popularmente: «Sacado los ojos, no hay Santa Lucía».
¿Qué le queda por negociar?
Parece que los 22 millones de electores tenemos un concepto de la palabra negociación distinto a la que maneja el régimen.
@ermartinezd