Actualmente existen dos precios del dólar en Venezuela: el oficial a Bs. 6.30 y el negro cuyo precio alcanza cinco veces el precio oficial. Ello crea una enorme distorsión por cuanto dado lo relativamente barato del dólar oficial, la demanda se exacerba y el gobierno no satisface la demanda a ese precio. Esto explica los retardos de CADIVI, la caída en picada de las reservas internacionales y en buena medida el desabastecimiento. Por su parte, quienes adquieren bienes en el exterior usando el dólar negro, trasladan ese mayor costo al precio final de los bienes, con lo cual se ha exacerbado la inflación. Esta es una situación insostenible.
Para resolverla el gobierno ha venido anunciando la apertura de un tercer mercado para el dólar, a través del llamado sistema complementario de administración de divisas, que puede realizarse mediante subastas o también abriendo el mercado de permuta. En el primer caso, el gobierno, a través del BCV subastaría dólares y los adjudicaría al mejor postor según un método hasta ahora no conocido. Quienes requieran dólares para la importación de bienes o pagos de servicios en el extranjero pujarán para obtener las divisas escasas que pondrá en el ruedo el BCV. En cuanto a la permuta, tendrían que negociarse títulos valores o instrumentos que los representen. Ya se vivió una experiencia similar en este sentido entre 2003 y 2010, la cual concluyó cuando el mismo gobierno, temeroso porque la caída sostenida del bolívar, optó por cerrar ese mecanismo en mayo de 2010, acusar a los directivos de casas de bolsas de especuladores, clausurar esos establecimientos y encarcelar a algunos de los directivos de esas instituciones, para luego, dos años más tardes soltarlos ante la falta de evidencias de los delitos por los cuales se les condenó.
¿Hace falta un nuevo mercado del dólar en Venezuela? Si, en estas aciagas condiciones en que se encuentra el país, con una economía desarticulada que enfrenta dos precios del dólar con una diferencia abismal y que incita a todo tipo de tramperías e ilícitos, en un mercado cambiario ya minado por la corrupción. Pero el hecho de que se establezca el mercado no significa que las distorsiones se resuelvan y las brechas entre los distintos precios del dólar se achiquen.
¿Puede ser exitosa la apertura de un nuevo mercado para el dólar? Si, si las cosas se hacen bien. Veamos. Una moneda suele depreciarse cuando los nacionales le pierden la confianza y buscan refugio en otros activos, incluyendo las monedas de otros países, como es el caso del dólar o el euro. Ello a su vez sucede cuando la economía cuya moneda se deprecia, sufre de elevada inflación o hay el peligro cierto de expropiaciones y confiscaciones de las propiedades. En el primer caso, al ver desvalorizarse su patrimonio por la inflación, la gente opta por comprar moneda dura u otros activos e igual sucede con el riesgo expropiatorio. Por tanto, para que una estrategia que procure abrir un nuevo mercado para el dólar sea exitosa debe encarar varios desafíos, entre ellos el más importante y fundamental es el de rescatar la confianza en el bolívar como medio de pago y reserva de valor. Es decir, que la economía encuentre que vale la pena mantener bolívares en lugar de otras monedas.
Ello implica la definición y aplicación de una política anti-inflacionaria que hoy no existe en Venezuela, más allá del control de precio y de la acción del Indepabis. El control de precios no es un sana política para contener el alza sostenida de los precios, tal como se ha probado recientemente cuando el gobierno se ha visto obligado a aumentar precios de productos que se encontraban rezagados. Pero hay un elemento fundamental: la política monetaria que implementa el BCV puede ser contraproducente para el nuevo mercado del dólar si es que el tono de esa política va a continuar inyectando bolívares nuevos a la circulación monetaria a razón de 60,0% cada año. ¿Qué van a hacer los venezolanos con esos nuevos bolívares? Comprar bienes importados y adquirir dólares directamente en cuyo caso es claro que el precio del dólar subirá bien sea en subasta o mediante la permuta.
En otros términos, puede ser inconsistente abrir un mercado donde el precio del dólar fluctuaría al vaivén de la oferta y la demanda si continua el curso de una política fiscal y monetaria sobre expansiva. Ello va a mover, sin ninguna duda el precio del dólar al alza de forma permanente y la brecha con el mercado negro lejos de cerrarse puede abrirse todavía más.
Lo conducente es el diseño de una política económica que se oriente a bajar la inflación para lo cual hay que aplicar una cierta moderación fiscal y monetaria y bajarle el ritmo a la impresión de dinero. Así, se puede entonces abrir un nuevo mercado enmarcado hacia la unificación de los tipos de cambio donde el precio del dólar oficial converja hacia el precio del dólar de mercado con lo cual desaparecería el dólar negro si se cuenta con divisas suficientes para que no haya racionamiento en el mercado cambiario y el discurso político deseche las reliquias del socialismo del siglo XXI.