Por Jonathan Benavides
A la semana de iniciada la invasión rusa en 2022 Ucrania pedía un alto el fuego y estaba sentada en Bielorrusia por ello. En marzo de ese año, menos de un mes de la invasión se inician conversaciones de paz en Estambul. Como muestra de buena voluntad durante esas conversaciones parte de las tropas rusas en el norte, cerca de Kiev se repliegan; con el acuerdo de paz para la firma, Ucrania se retira por la promesa de Reino Unido y Estados Unidos que iban a destruir/derrotar a Rusia en Ucrania. Ante esa situación Rusia queda descolocada operacionalmente pues se había quedado con los frentes que iban de Kherson a Jarkov solamente al retirar los batallones del norte de Kiev. En esa situación de debilidad es que Ucrania recupera Jarkov y Kherson (este último a gran costo).
La crisis rusa termina en algún momento entre Septiembre/Octubre de 2022 cuando los rusos estabilizan el frente y deciden pasar de una guerra de maniobras a una de desgaste. Desde ese momento y hasta el presente han destrozado todos los intentos ucranianos de repelerlos y desde hace ya un año vienen directamente diezmando Ucrania. Es imposible que los todólogos formados viendo la Champions, los temas de Master Chef y con mucha suerte alguna telenovela turca, pueda comprender la dinámica que les he explicado varias veces. Resumo esto a menudo porque se da herramientas para otros que intentan con buena fe entender una guerra, algo que el todólogo latinoamericano no tiene la más peregrina idea pues no ha dedicado su vida a estudiar esto.
Continuan los mensajes contradictorios sobre el fin de la guerra europea
Tal como lo venimos analizando, finalizar la guerra europea será quizás el problema más difícil de resolver para la administración Trump; el “The Times” de Reino Unido sostiene que Trump puede al final actuar a favor de Rusia en este tema. Sigo insistiendo en que esperar que Trump resuelva la guerra aceptando la derrota de la OTAN frente a Rusia es algo difícil que ocurra, más allá de todas las señales que Trump ha dado en relación a las razones de la guerra y la manera en que la misma tanto pudo ser evitada como a la forma en que el “estadista” Biden se condujo respecto a ella; que se busquen fórmulas que de alguna manera pretendan que los rusos “renuncien” a la neutralidad ucraniana y a los territorios ya asimilados a la Federación me parecen caminos que no resolverán la guerra aunque quizás los mismos no pretendan eso sino un objetivo de “congelar” el estado de cosas sine die. En el estado de cosas descrito, tiendo a pensar que el escenario más probable pasa por la prolongación de la guerra y un colapso de Ucrania en algún momento del año. Me cuesta creer que ese modo de acción sea el que de manera encubierta se opte en Washington.
El colapso militar de Ucrania: algo posible
La situación de Ucrania es hoy mucho más grave de lo que imaginan; reportes europeos especulan incluso que esto puede llegar a un colapso en el próximo verano boreal. La razón de todo esto lo he anticipado desde hace más de un año en este espacio. El otoño que ha pasado fue uno “extraño” que no convirtió los territorios ucranianos en un mar de lodo. Eso hizo que el “momentum” que las tropas rusas alcanzaron en el verano boreal pasado no se interrumpiera y que sin solución de continuidad las operaciones rusas se sostuvieran en su intensidad. Lo descrito indica que Ucrania no tuvo pausa alguna, y la pérdida de decenas de miles de hombres ha continuado así como el avance al Oeste de los rusos. No existe forma de reemplazar hombres mediante nuevos materiales, como algunos todológos piensan. Nuevamente la ecuación que cambia todo es el ingreso de tropas de la OTAN a la lucha y eso es algo que no sucederá desde mi perspectiva. Cuidado con los niveles de deserciones que se están produciendo entre las tropas ucranianas, algo que los medios occidentales no reseñan; resta por ver si existirá en la próxima primavera boreal la serie de lluvias que generan los mares de lodo habituales, si ello no ocurriera, asistiremos al peor momento de Ucrania en lo que va de la guerra.
Dinamarca y Groenlandia
Se informó por prensa hace pocos días que Copenhague ha decidido invertir un aproximado de 2.100 millones de dólares para reforzar su presencia militar en el Ártico, en “respuesta” a las pretensiones de Trump respecto a Groenlandia, lo cual indica que la verdadera razón de las declaraciones del presidente norteamericano está surtiendo efecto. Esa sola cifra indica algo que les he dicho ya: Dinamarca es absolutamente incapaz de generar disuasión alguna no sólo en el Ártico sino en su propio territorio. Olviden que la Unión Europea despliegue tropas en Groenlandia para generar disuasión, eso no sucederá; es literalmente imposible pensar que en términos estratégicos nadie más que Estados Unidos puede ejercer disuasión en el Ártico desde la gigantesca plataforma que Groenlandia le permite (vean el reporte que al respecto produje ya unas semanas atrás), sin embargo ya comienza a surtir efecto la real intención de Trump al respecto, que los socios europeos OTAN comiencen a invertir más dinero en la materia y no esperen más subsidios de Estados Unidos.
Cerramos como todas las semanas con algunas recomendaciones de mi “inútil biblioteca”: The Return of Great Powers: Russia, China, and the Next World War por Jim Sciutto, el regreso de las grandes potencias analiza un cambio histórico y visible en tiempo real. Detalla las realidades de esta nueva era posterior a la Guerra Fría, los gobiernos ruso y chino cada vez más alineados y el punto de inflamación de una nueva carrera armamentista nuclear global. Y plantea una pregunta: mientras consideramos resultados inciertos, incluso aterradores, ¿será posible que Occidente, Rusia y China eviten una nueva guerra mundial?; Waste Land: A World in Permanent Crisis por Robert D. Kaplan, como en muchos de sus libros, Kaplan recurre a la historia y la literatura para informar sobre el presente, y establece comparaciones particulares entre los desafíos actuales y la República de Weimar, el gobierno alemán democrático posterior a la Primera Guerra Mundial que cayó ante el nazismo en la década de 1930. Al igual que en Weimar, que enfrentó una miríada de crisis inextricablemente ligadas a los sistemas globales, los dilemas singulares del siglo XXI (enfermedades pandémicas, recesión, migración masiva, los efectos desestabilizadores de la democracia a gran escala y los conflictos entre grandes potencias, y los vínculos íntimos creados por la tecnología) significan que cada desastre en un país tiene el potencial de convertirse también en una crisis global. Según Kaplan, las soluciones están en priorizar el orden en los sistemas de gobierno, argumentando que la estabilidad y el liberalismo histórico, más que la democracia masiva per se, salvarán a las poblaciones globales de un futuro anárquico. “Waste Land” es una mirada estimulante a un futuro definido por las conexiones que ofrece la tecnología, pero con notables paralelos con el pasado. Tal como ocurrió en Weimar, Kaplan teme que la situación pueda estar escapando a nuestro control, a menos que los líderes actúen primero. Forged in War: A military history of Russia from its beginnings to today por Mark Galeotti, sin fronteras naturalmente defendibles y con factores ambientales que limitan su economía, Rusia se ha enfrentado a las potencias militares preeminentes de la época a lo largo de los siglos, y a menudo en desventaja tecnológica. Para responder a estos desafíos, ha tenido que soportar el peso de su pueblo, y así la guerra (y la necesidad de poder combatirla) ha dado forma a su evolución, desde los zares hasta los comisarios y presidentes. La identidad nacional se ha forjado en el horno de la guerra. Desde el reino medieval de Rus luchando contra los príncipes escandinavos y los emperadores mongoles, hasta sus propios conflictos de construcción del imperio en Asia en el siglo XIX, hasta las guerras formativas del siglo XX que vieron a Rusia pasar de ser un imperio zarista a un Estado comunista y defendiéndose del nazismo, todos estos conflictos tiñeron de rojo las tierras de Rusia. Una Rusia débil después de la Guerra Fría se volvió entonces hacia Putin, quien creó un nuevo estado de ánimo para el triunfalismo marcial que condujo directamente a la guerra de Ucrania. Repleto de relatos contemporáneos, Forged in War desmonta el mito para ofrecer una visión desde dentro sobre el pasado y el presente de Rusia.
@J__Benavides
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