Francisco Contreras: Se extiende el populismo-iliberal como proyecto de demolición de la democracia occidental (Resumen)

Por Francisco J. Contreras M. 

*Demandas sociales insatisfechas de la gente sin distingos de clase, posición, riqueza e ideología*

*La amenaza que se cierne sobre la democracia occidental no procede de su exterior como producto de una ideología nacionalsocialista, marxista o fascista. La parte visible de esa conflictividad en el mundo solo muestra como singularidad un descontento local y socializado presente en diversos lugares sin una coordinación entre si, en principio sin aspiraciones de poder, son descontentos cuyas demandas de trato igual han sido desatendidas en la evolución de la democracia occidental.*

En la actualidad, se hace muy difícil para los factores democráticos auténticos deshacerse de los contenidos populistas-iliberales, pero hacerlo es su obligación cívica si los acompaña un deseo sincero de búsqueda prospectiva de una democracia diferente y mejor. Es una situación compleja de bajo desgaste reflexivo que favorece al simplismo lógico fundamentado en referentes atávicos de las amenazas fallidas del pasado a la democracia, tomados ahora como argumentación falaz caracterizada por ataques a la persona: “eres comunista”, “eres socialista”, “eres fascista”, “eres populista”, “eres cualquier cosa”, “eres globalista”, “eres imperialista”, eres poco menos que gente: eres  merecedor de la exclusión política y de la destrucción moral.

Es una nueva cultura cuyo contagio se muestra como:

*distorsión deliberada de la realidad desde el resentimiento y la ira de modo que resulta fácil el desacomodo consciente del contexto y transformar lo que se debe validar o refutar como verdad en si misma.*

Los signos principales de la presencia populista-iliberal son los siguientes:

*1* La erosión de la confianza institucional en todo y hacia todo: detrás de todo hay un complot y unas elites que manejan el mundo desde la obscuridad.

*2* La relativización de la verdad: está ausente la más mínima presentación de evidencia concluyente o terminal, lo importante es la denuncia mediáticamente atractiva para las masas.

*3* La destrucción de los criterios de demarcación del lenguaje: no existe espacio para la búsqueda del consenso y su debida consideración dialógica, gente que no piense igual no existe.

En resumen, *la amenaza a la democracia occidental proviene de su interior por las demandas sociales insatisfechas de la gente*, no importando su condición ideológica, de clase o posición económico social. El populismo-iliberal no es producto de una mente trastornada que llega al poder, de la simple demagogia, de un complot, de una conspiración, es un proceso que la disrupción tecnológica comunicacional ha facilitado.

(*) Profesor del doctorado de Economía de la Universidad de Carabobo.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *