La noticia del fallecimiento de Rodolfo Rodríguez García, nos echó a perder la tarde del viernes. Con sus 82 años, muy bien llevados, nunca nos hicimos la idea que estuviera cerca la hora de su partida. La infinita bondad de Dios nos da la gracia de la sorpresa cuando nos enfrentamos ante la muerte de un ser querido, aunque ese sea siempre el previsible final. Así nos ocurrió el viernes en la tarde.
Por Eduardo Martínez
Rodolfo Rodríguez García, un venezolano nacido en Cuba, impactó la sociedad venezolana con su trabajo por más de 50 años. Probablemente sea una de las personas que más ha influenciado la manera de ser del venezolano de nuestros días. Gerenció un canal de TV de alcance nacional y gran penetración, Venevisión; una red de estaciones de radio que cubría toda la geografía nacional, RadioVisión y luego fundó el circuito FMCenter, con una mezcla segmentada de programación que llega a jóvenes, adultos y mayores, de toda una gama de variedad musical, noticias y eventos, y a la vez, a todo el país. Transmitiendo de esta manera su visión de las cosas.
Entre sus muchos logros se encuentran haber presidido con éxito la IAA, introducir programas de exaltación de los valores ciudadanos: “Qué Fácil es Ser un Buen Ciudadano”, fundar dos circuitos de radio, crear “La Preventa”, una modalidad que hoy en día han seguido todos los medios de comunicación, incluyendo los impresos; e introducir Traffic Center, que nos guía la navegación en el espantoso tráfico de Caracas.
En una ocasión coincidimos en un viaje a los EEUU. Conversamos por más de 4 horas, desde que nos encontramos en el aeropuerto de Maiquetía hasta que nos separamos en Miami. En esa oportunidad relató varios episodios de su vida, sus esperanzas y sus orgullos.
Recuerdo dos aspectos de esa conversación, que no olvido: su secreto del éxito con los medios, y su amor por Venezuela. Me confió que su éxito lo debía a que, apenas llega a Venezuela a finales de los años 50, comenzó a trabajar como vendedor recorriendo todo el país, conociendo la gente y compartiendo en cada región. “Tienes que recorrer el país y conocer a la gente”, me recomendó. Sobre su amor por Venezuela, no solo lo decía, repetía que estaba muy agradecido, porque le había dado todo. Y lo más sorprendente, nunca hablaba mal de Venezuela. Sorprendente porque el venezolano es muy exigente y no se reprime en calificar y juzgar negativamente cuando se le presentan problemas.
Rodolfo Rodríguez García se nos fue, pero deja un legado que continúan sus hijos, a quienes acompañamos en estos tristes momentos.