Regímenes autocráticos, o con vocación de serlo, han adoptado la metodología soviética de las “purgas”. Se puede decir que es una herramienta que persigue la eliminación política de personas que constituyen o pueden constituir un riesgo político para el régimen.
Lo único que ha cambiado con el tiempo, es que los métodos se han refinado, y hoy en día la “barbarie” que caracterizó a países como la URSS y la China, ha evolucionado hacia otros métodos menos escandalosos. El temor a las redes sociales les exige ser más cuidadosos.
En Venezuela, en el año 2017, luego del fracaso de la realización de un “referendo constitucional” solicitado por la oposición, el régimen de Nicolás Maduro preparó el terreno para adelantar las elecciones presidenciales para el primer semestre dl 2018.
En abril del 2017, el régimen había reprimido las protestas en todo el país. Y a partir de ese momento, se desató en Venezuela una oleada de purgas que tuvieron como característica estar dirigidas hacia la clase dirigencial del PSUV, altos funcionarios del gobierno y la oficialidad militar.
Para agosto del 2017, la represión de los cuerpos de seguridad había aplastado las protestas.
Las consecuencias de esta represión, serían presentadas por Tamara Sujú el 14 de septiembre de 2017 ante la Organización de Estados Americanos (OEA): “289 casos de tortura, incluyendo incidentes durante las protestas y casos de torturas sexuales”. Siendo una de las más importantes denuncias ante la OEA, en la primera audiencia de la organización para analizar crímenes de lesa humanidad en el país.
En paralelo, se venía desplegando un proceso de purgas en el régimen. En este sentido, no fue original lo ocurrido en el 2017 en Venezuela. Las purgas empezaron por los más cercanos, para luego extenderse a los opositores.
Del sector petrolero, cayeron Rafael Ramírez, Nelson Martínez y Eulogio Del Pino. Ramírez, que Maduro lo había sacado de PDVSA en el 2013, lo había enviado a un cargo diplomático en la ONU. Cargo al que renunció en diciembre del 2017, y tuvo a bien protegerse quedándose en el exterior.
Nelson Martínez y Eulogio Del Pino, no tuvieron tanta suerte. Fueron detenidos en Venezuela. Martínez moriría por falta de atención médica oportuna en un hospital militar.
Más adelante, en septiembre del 2018 y luego de quitar del medio a miembros menos prominentes, la purga alcanzó a Elías Jaua. Había cometido el error de solicitar democracia interna en el seno del PSUV.
En el sector militar, y sin abundar en detalles, entre el 2014 y el 2015 fueron detenidos 14 militares. En tanto en el 2017 fueron encarcelados 33 oficiales. Creciendo la oleada a 116 militares detenidos en el 2018.
Camino a la re elección de Nicolás Maduro, en el 2017 se celebraron las elecciones de gobernadores y alcaldes. Y posterior a las elecciones presidenciales, las de los concejales.
En el despliegue de la purga del 2017, también fueron sacados del camino varios alcaldes de oposición que se estimaba repetirían en sus cargos. El TSJ se encargó de tomar decisiones por presuntos “desacatos”. Así los quitaron del medio. Ramón Muchacho, alcalde de Chacao, fue el caso más significativo.
Así, y eventualmente, se persiguió puntualmente a algunos dirigentes de la oposición y unos pocos periodistas que fueron considerados un riesgo para los objetivos políticos del régimen.
Lo que faltaba para amarrar los resultados electorales del 2017 y 2018, el CNE se encargó de ejecutar distintas acciones que establecieron las condiciones para no perderlas.
Una Nueva Ola
Esta semana, Nicolás Maduro denunció una “conspiración” para dividir al PSUV, partido de gobierno. ¿Acaso será esta denuncia el inicio de una nueva purga política?
Para leer la nota sobre la denuncia de Nicolás Maduro, hacer click en el siguiente enlace:
PSUV: Suenan tambores de guerra interna