Cuando les cambiaron el color de las bragas de rojas a naranja

Por Eduardo Martínez

Como decía el maestro Billo Frómeta, en una vieja canción del decenio perejimenista, … en correcta formación van pasando los … detenidos por las tramas de corrupción de Pdvsa y el Sistema Judicial. Así lo pudimos ver la noche del martes por Venezolana de Televisión (VTV).

Solo que, a diferencia de la letra de canción, al no ser cadetes, les cambiaron los uniformes por relucientes bragas de color naranja, cuando antes exhibían con orgullo el color rojo. Eso si, todos alineaditos en fila india, y con los ganchos puestos.

Es de esperar que las culpabilidades o las inocencias de los detenidos deberá ser sentenciada por los jueces, luego de oídas las imputaciones, las pruebas y los alegatos de descargo de los abogados defensores. Ya se está hablando que será procesos “express”, por cuanto estarían arrepentidos, y han decidido “colaborar”. “Express, arrepentimiento y colaboración”, tres palabras que podrían quedar para la historia.

Después de todo, los imputados servían al gobierno en ejercicio, con gran fe, devoción y fidelidad. Por lo que es también de esperar, que como antes, tengan fe en la justicia bolivariana, como antes creían en los beneficios y valores del proceso.

Aunque también, hay otros ángulos desde los cuales se puede analizar el video que reproducimos de estos 19 ciudadanos llegando en correcta formación, al lugar donde se escenificó de forma extraordinaria la fase de imputación.

Entre los 19 detenidos, solo hay una mujer. A quien se le atribuye un nexo sentimental con uno de los principales imputados. Para más, y entender como se bate el cobre en estos tiempos, diputado a la Asamblea Nacional, en la bancada del PSUV -partido de gobierno.

Regresando a las incidencias del proceso judicial, aquí también puede pasar que luego de la imputación, la confirmación de la detención y la asignación del lugar de reclusión, a estos detenidos les apliquen todas argucias del retraso judicial que se han aplicado a los opositores. Con lo que se entraría en el juego del infierno venezolano. Una jugada eterna, en la cual se hace el malabarismo de las comparecencias: cuando trasladan a los detenidos, no va el juez o el fiscal o ambos; cuando están el juez y el fiscal, no trasladan al acusado; o que no vaya ninguno.

De esta manera, se va cabalgando sobre las fiestas, las ausencias y las suspensiones. Lo que se traduce en una táctica dilatoria para ablandar a los presos, y también a los que no están presos para que “no echen vainas”. Lo que se transforma en una medida didáctica.

Como se atraviesa la Semana Santa, no habrá mayores incidencias hasta después del Domingo de Resurrección. Claro, a menos que en el trayecto pesquen a algún desprevenido cómplice necesario. Un detallito faltante en el expediente.

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