El ambiente de protestas en Colombia ha causado gran preocupación en Venezuela. Se piensa que de seguir así, Colombia pudiera estar sometida a un proceso de “venezolanización” de la crisis. Nada más alejado de la realidad y las posibilidades.
Lo de Colombia puede llegar a ser duro, pero no va a llevarlos a ser una Venezuela. Los últimos 70 años de historia en ese vecino país dan cuenta de la manera como la dirigencia política y social ha enfrentado sus crisis y la violencia.
Si en Venezuela nos comparamos con Colombia, nos daremos cuenta que es Venezuela la que se convirtió en lo que fue Colombia en sus peores años de crisis: guerrilla, narco trafico, carteles, éxodo, secuestros, bandas, paramilitares, cobro de vacunas, etc.
La diferencia está en el hecho, de que en las últimos tres décadas en Colombia, la clase política y las elites sociales han logrado domar la violencia, manteniendo el control político, y produciendo cambios que le han llevado a logros económicos. Entre estos, algo impensable: desarrollar su industria petrolera al punto de producir y exportar más crudos que Venezuela.
¿Será diferente ahora? ¿Perderá el liderazgo colombiano el control?. Hasta el momento no parece.
Hay que recordar que las hordas callejeras no sobreviven a la variable tiempo. Lo que logran, es lo que se llevan en los primeros días. Luego, lograrán lo poco que se obtienen en largas negociaciones.
En esta re edición de la violencia callejera en Colombia, todo parece indicar que hay un proceso diseñado para alterar el orden público. Políticamente, se han empujado a las turbas al saqueo y la destrucción. Sin embargo, este es un tipo de proceso que ya conocemos.
Cuando políticamente se animan a las turbas a tomar las calles, con la pérdida del orden público sigue un proceso anarquizante, donde son los impulsores quienes también pierden el control. Luego, sigue otro proceso, el de quiebre de la agitación. Así la violencia comienza a perder fuerza.
Al final, se empieza a ver la “mano negra” de los agitadores que desataron las turbas. Son aquellos que quedan al descubierto cuando asisten a negociar con el gobierno. De allí en adelante, lo que existe es ese “nuevo” liderazgo que aterrizará en la retorica, con la ayuda de los medios y las redes sociales.
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Fotografía cortesía de la Agencia EFE.