Por Eduardo Martínez
Barinas es un estado en plena revuelta. Luego del control absoluto de la familia Chávez en ese estado desde 1999, hasta el santo se les volteó junto con las ánimas de la sabana. Ni Maisanta aparece tras las curvas de las carreteras.
La población, cansada de las palabras vacías no da marcha atrás en su revuelta cívica, expresada en votos el pasado 21 de noviembre. Sigue en las calles de ese estado llanero.
Con el burdo intento de revertir una evidente pérdida electoral, el régimen se ha colocado en una posición estratégica de perder-perder.
Si él próximo 9 de enero la oposición gana en la repetición de elecciones a gobernador, será una doble pérdida para el régimen. Confirmará que la oposición ganó en noviembre, y ratificará los intentos del régimen de robarse la elección. Lo que incluye en calidad de cómplices al Ejecutivo, PSUV, al CNE y al TSJ, entre otros.
Si acaso contra todo pronóstico, el régimen gana esas elecciones imponiendo a Jorge Arreaza, NADIE les va a creer -urbi et orbi- que triunfaron limpiamente en esa elección. Lo que será sin discusión también una estrepitosa pérdida.
¿Qué llevó al régimen de Nicolás Maduro a esta estrategia de perder-perder? … Podríamos especular hilando fino, pero la verdad es que todavía no lo sabemos.
editor@eastwebside.com