Por Eduardo Martínez
Si Nicolás Maduro se lanza a la re elección, y las elecciones son medianamente “transparentes”, NO hay manera que tenga éxito electoral. Apreciación que se desprende de la revisión de las encuestas de opinión recientemente publicadas (La encuesta delphos).
En los procesos electorales, y a una distancia más de más de un año, siempre los resultados se pueden revertir. Por una parte, si el gobierno -que en este momento acumula todas las condiciones para perder- consigue algo de dinero, puede ponerse de nuevo a repartirlo. Algo que en la actual situación de crisis económica tiene límites muy estrechos.
Hasta el momento, y desde el 2022, el régimen viene adelantando una campaña de maquillaje para hacer ver una presunta recuperación económica. Pero eso solo a apuntado a rellena los bolsillos de unos pocos. La base de la pirámide electoral -la gente de abajo- solo ha recibido colirios para sus ojos. Son compradores de vidrieras, publicidades y lujos, que por lo demás, son inalcanzables para su exiguo poder adquisitivo.
Otro aspecto, es que “rompa la lámpara” en más pedazos, y siga el “ejemplo que Managua dio”. Lo cual pudiera ser la opción del desespero, si no consigue los reales que necesitan para remendar los bolsillos de los electores.
Esa opción, que puede estar en el menú del peor caso, supondría la eliminación de candidatos opositores que punteen las encuestas, el destierro, la prisión, el cierre final de los medios de comunicación, entre otras medidas restrictivas.
En este contexto de opciones, el estado mayor del chavismo puede dar un golpe a las aspiraciones de Maduro, trayendo al ruedo algún destacado dirigente del proceso revolucionario. Algo que también tiene sus limitaciones, por cuanto todavía es impensable que se saquen un “outsider” del sombrero de los magos.
Por lo menos la opción de un outsider parece ser una opción exclusiva de la oposición, que sigue barajeando unas primarias con 40 pre candidatos, aunque solo 4 puedan ganarle de “tu a tu” a Maduro.
Y aquí es cuando entra en juego la jugada no tan secreta del régimen: apostar al fomento de por lo menos dos candidaturas opositoras adicionales a la oficial de la Plataforma Unitaria.
Aunque en este primer momento pre electoral, todo juega en contra de las aspiraciones del régimen, falta más de un año para elecciones presidenciales. Cualquier cosa puede pasar, de un lado o del otro.
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