Por Eduardo Martínez
La tragedia de Surfside cayó como una bomba para los venezolanos. Prácticamente no hay ningún venezolano que no tenga un familiar o un amigo en Miami. En los primeros momentos, fue desbordada la angustia de la comunidad venezolana en Miami, y de sus familiares en Caracas.
Sin embargo, informaciones posteriores dieron cuenta que no pasan de una decena los venezolanos desaparecidos en el colapso del edificio del conjunto residencial Champlain Towers. Algo insólito, al considerar que es imposible caminar una sola cuadra en Miami sin que tropecemos con un venezolano.
Este miércoles, por otra parte, también fuimos impactados por el incendio en la Escuela de Ciencias Políticas de la Universidad Central de Venezuela en Caracas. Más allá del sospechoso origen del incendio, nos aterrorizó enterarnos que los bomberos que acudieron a la Ciudad Universitaria, no disponían de todos los recursos necesarios para combatir el siniestro; entre ellos, el agua.
Fue gracias, entre otros, a la decisión inmediata de Gustavo Duque -alcalde del municipio Chacao- quien ordenó el envío de cisternas, que el equipo bomberil contó con agua para sofocar las llamas.
De cara a la tragedia de Surfside, y frente a lo que pudiera pasar en cualquier momento en Venezuela – no estamos exentos de estos sucesos inesperados- es que los venezolanos nos vemos retratados.
¿Tenemos la infraestructura y los equipos para atender desastres como el de Miami? Vernos en ese espejo nos asusta, por el inmediato después.
*Editor de www.economiavenezolana.com
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