Por Otto Campos Quintero
Ha terminado el curso de la vida terrena de Silvio Berlusconi, una figura de talla universal, que deja un prolijo patrimonio histórico como uno de los mas grandes estadistas conque ha contado la república italiana en los últimos tiempos.
Silvio Berlusconi, como primer ministro de Italia, por cuatro veces, deja una huella de trascendente progreso y de vital importancia en cuanto a la transforación en el orden social, económico y cultural italiano.
Como politíco supo conjugar el rol del arte de gobernar en base a los valores de la justicia social y de los principios que rigen el orden democrático de toda sociedad civilizada.
Interpretó los sentimientos y necesidades de su pueblo; con su cordialidad, su carisma y capacidad comunicacional, sembró en el alma de todos los estratos sociales del conglomerado italiano en general, raíces de afectos, al extremo de que sus adversarios, para poder impedir su proyección como una destacada figura para la nominación presidencial, tuvieron que recurrir a subterfugios politicos maliciosos y a procesos judiciales amañados, que le obstaculizaran un camino expedito, para una posible aspiracion presidencial.
Pero las cualidades humanas de Silvio Berlusconi, ya corrían por las venas de ese pueblo italiano, que lo despidió con lagrimas y dolor, incluido mi hijo Leonardo, que no obstante a ser down, lloró la partida eterna de ese gigante, que supo ofrendar con toda la potencialidad de su capacidad humana, en la que creyó y confió, una prolija labor beneficio de su patria y de su pueblo.
Como empresario, como politico, como promotor del deporte y como estadista, fue uno que supo combinar su talento y sus dotes intelectuales, con las fuesrzas vitales que vivificaban el aliento espiritual, no solo de aquellos que tuvieron el privilegio de nutrirse de su sabia y magistrales enseñanzas, sino también de quienes sin formar parte de ese elenco de figuras que percibieron su aurea cognoscitiva.
Gracias a la experiencia política, obtenida a trav?s de los años de lucha y al tiempo de residencia en Italia, logramos entender y valorar, la personalidad de ese ilustre personaje que trasmitía entusiasmo de lucha y vocacion de servicio, sin arrogancia y con sentido humanitario.
Con Silvio Berlusconi se aprendía aunque desde lejos, porque sabía ser un maestro aún en la distancia. «Silvio Era Un Hombre», pero muy pocos hombres han logrado alcanzar la medida de su talla.
Los Grandes hombres, trascienden mas allá de sus propios océanos y sus enemigos, se diluyen en el ácido de sus propias miserias humanas.
Avezzano. AQ. 15/06/ 2023
