La insostenibilidad de las políticas económicas que adelanta el gobierno de Nicolás Maduro, o la ausencia de ellas, llevaría en los próximos días a una nueva devaluación.
Tanto en el Ministerio de Finanzas, como en el Banco Central de Venezuela-BCV, los técnicos han venido trabajando a tiempo completo para estimar cuál sería la tasa de cambio del bolívar “más probable”, y el momento oportuno para darle el ejecútese en la Gaceta Oficial.
Los números serían una devaluación cercana al 50% y la fecha entre el 8 y el 10 de junio.
El serrucho cambiario quedó trancado con la eliminación del Sitme y el fallido lanzamiento del Sicad. Este último un mecanismo alterno a Cadivi, que solo ha podido realizar una única subasta por 200 millones de dólares. Una cifra insignificante con respecto a las necesidades de la industria y el comercio de bines y servicios en el país.
El principal indicador que evidencia el desequilibrio cambiario, y que se ha traducido en desabastecimiento e inflación, es la gran diferencia existente entre el dólar oficial a 6,30 bolívares, tan desaparecido como la harina pan y el papel toilet, y un dólar callejero que excede en varias veces ese dólar oficial.
El indicador estrella de hacia dónde va el bolívar, es la relación existente entre las divisas depositadas en el BCV y el dinero que circula en la calle. Dicho de otra manera, para que pueda ser entendido el concepto, si todos los venezolanos cambian sus bolívares por los dólares atesorados en las reservas internacionales en las bóvedas de BCV, daría una tasa de cambio de equilibrio.
Esa tasa, en opinión de economistas como Sary Levi, decana de Economía de la UCV, indica hacia donde se desplazaría el valor real del bolívar: hacia una devaluación real.
Fuente: El Nuevo País