Por Emilia Rojas Sasse
El matutino suizo Neue Zürcher Zeitung publica un comentario sobre lo que califica de «fraude electoral» en Venezuela: «Tanto dentro como fuera del país, el dictador está más aislado que antes de las elecciones. Pero todavía tiene un as para mantenerse en el poder. Después de más de tres semanas de los comicios presidenciales en Venezuela, la situación parece haberse tranquilizado. El dictador Nicolás Maduro está firme en su silla tras haber robado las elecciones. Una ola de represión sin precedente apenas deja por el momento margen de acción a la oposición. (…)
No obstante, la situación se ha vuelto más precaria para Maduro. La ola de represión demuestra que el presidente está nervioso. La elección tiene repercusiones tanto en el interior como a nivel regional. Por primera vez también electores de los barrios pobres, conocidos como bastiones de Maduro, se pasaron masivamente a la oposición. Incluso observadores electorales de oposición se mostraron sorprendidos por las dimensiones de este fenómeno.
Para la gran mayoría de las venezolanas y venezolanos, ahora es evidente y comprobable que Maduro ya no es un presidente legítimo. (…)
¿Se puede esperar un pronto fin del régimen de Maduro? Como lo evidencia el ejemplo de Daniel Ortega en Nicaragua, a veces autócratas que han perdido ampliamente el respaldo del pueblo pueden mantenerse todavía por años en el poder. Utilizan sin escrúpulos un brutal aparato represivo para conservarlo».
Más que una crisis
«País rico, muy pobre»: así titula el periódico Süddeutsche Zeitung, de Múnich, un artículo dedicado a Venezuela. «La apreciación de la situación venezolana que entregó el lunes Josep Borrell, encargado de la política exterior de la Unión Europea, fue por una parte una perentoria advertencia y, por otra, todo lo contrario de una exageración.
Hace más de tres semanas se celebraron elecciones en el país sudamericano. Todas las encuestas serias predecían un claro triunfo de la oposición. Aún así, finalmente fue proclamado ganador Maduro, el jefe de Estado que gobierna el país desde hace más de una década con mano de hierro.
No se presentaron pruebas y Borrell advirtió que, mientras eso sea así, la comunidad internacional no puede reconocer el resultado: ‘Venezuela podría caer en una grave crisis’. Eso no es equivocado, pero es minimizar las cosas. Porque el país está desde hace tiempo en una crisis, política y también económica».
Fuente: dw.com