Los hechos, perpetrados los durante los días 25 y 26 de mayo, destruyeron unos cuarenta vehículos y causaron destrozos en tres centros de distribución del estado de Michoacán, (en Apatzingán, Uruapan y Lázaro Cárdenas) y dos en Guanajuato (en Celaya y Salvatierra).
Según declaró el vicepresidente de Asuntos Corporativos de Sabritas, Francisco Merino, a una cadena local, la empresa no había recibido amenazas o extorsiones previas a los hechos. «Este lamentable acontecimiento nos tomó por sorpresa. Nosotros estamos enfocados en nuestro negocio», señaló el ejecutivo a la emisora MVS.
Por su parte, el Departamento de Estado de EE.UU., condenó los atentados y reiteró que seguirán “ayudando a México en sus esfuerzos para desarticular y desmantelar las organizaciones criminales en estricta conformidad con las leyes mexicanas y con el respeto a la soberanía mexicana”, según dijo un portavoz.
La embajada de EE.UU. en México se contactó con funcionarios de la compañía y con las autoridades de ese país para atender la situación, mientras que las autoridades federales investigan la posible participación del grupo criminal de Los Caballeros Templarios en los hechos.