Por Eduardo Martínez
El presidente Nicolás Maduro adelanta su campaña para la reelección. Cada vez más lanzado al espacio de convencer a los propios, y minimizar al resto, no está dando puntada sin dedal.
Hay un viejo dicho de la Biblia, que de acuerdo a los tiempos es adaptado en su decir, que señala que “Entre el Cielo y la Tierra no hay nada oculto”. Es en esos espacios que se encuentra el Nicolás gobernante y candidato. Ahí, en medio de la nada, resalta y se pone en evidencia.
Estar en la Tierra, es gobernar. Acercarse al Cielo, es prometer. Eso hacen los candidatos. Eso es lo que hace Maduro.
Quienes han viajado en aviones, han visto a través de la ventanilla cómo en la medida en que la aeronave se eleva, lo que queda en tierra se hace cada vez más chiquito hasta que prácticamente desaparece de nuestra vista.
Son las personas, lo más significativo de esta reducción visual. Al final, al llegar el avión a los 30 mil pies, ya las personas no se ven. Y las estructuras quedan diluidas entre los colores azules del agua, los verdes de los campos y montañas y el color arena de los desiertos. Eso le pasa al actual presidente.
Para muestra, el ejemplo de la seguidilla de apagones del día miércoles. Hecho ocurrido en gran parte de Venezuela, en momentos en que el presidente se reunía en Beijing con su homólogo chino Xi Jinping para firmar acuerdos “estratégicos”.
En el acuerdo de 30 puntos firmado ayer, solo hay una ambigua referencia al apoyo “enérgico” de China a Venezuela. Así como una ratificación a la cooperación aeroespacial entre los dos países.
Sin embargo, para el presidente Maduro lo más importante es que China llevará un venezolano a la Luna. Algo que está más cerca del Cielo, que de la Tierra.
Esa aspiración de Maduro, que no está clara en el Acuerdo, tiene varios piquetes. El primero de ello, es que teniendo los chinos más de 1.400 millones de habitantes que alimentar, no está para regalar.
Lo que hace presumir que habrá que pagar un precio por montar a un venezolano en la Luna. ¿De dónde saldrá? Obviamente del cliente: Venezuela. ¿Cuánto costará eso?
Mientras tanto, en Venezuela seguimos sin un servicio de electricidad confiable, continuo y de calidad. Porque en sus viajes, protocolares y mentales, los venezolanos se nos ve cada vez más pequeño, hasta que desaparecemos de la visual.
@ermartinezd