Los mercenarios del petróleo
Por Eduardo Martínez
Tal vez muchos de nuestros lectores recuerden una película de los años 60: “7 hombres y un destino”. El film, ambientado en la época de los “westerns” del viejo oeste norteamericano, cuenta la historia de humildes campesinos que deciden contratar a siete pistoleros para que los defiendan de un grupo de forajidos.
Como otras tantas películas del Siglo XX, la trama de la historia repite el esquema de la lucha del bien en contra del mal. Que al final el bien triunfa, aunque muchos de los buenos caigan asesinados en combate.
En el Siglo XXI, la historia se repite. Solo que esta vez parecieran ser los malos, los que contratan a otros malos, para que los defiendan de los buenos.
Según las notas que circulan en estos días de “boca a oreja”, en las redes y en los portales, el gobierno habría contratado unos 7 “traders” o comisionistas, para que vendieran petróleo venezolano, en violación de las sanciones impuestas por el gobierno de los Estados Unidos.
A pesar de algunas contradicciones entre las distintas informaciones, que las hace no coincidentes, en lo que si coinciden estas notas es que los embarques -que habrían sido vendidos y entregados en alta mar- se habrían cobrado en transferencias de monedas virtuales.
El escándalo que estalló en Venezuela, tendría que ver con dos circunstancias: 1) los traders no pagaron la totalidad a Pdvsa; y 2) parte del cripto-dinero se habría quedado represado en los cripto bancos que colapsaron en California. En ambos casos, y como dice un despacho de la agencia Reuters: esos fondos “son irrecuperables”. (más de 21 millones de dólares)
La verdad es que, cuando se contratan ladrones, no es de extrañar que se queden con la bolsa del dinero.
A diferencia de la película “7 hombres y un destino”, no estamos en el caso de unos pobres campesinos que contrataron a los mercenarios. Sino que tenemos ante nosotros a unos jerarcas de un presuntamente acaudalado país: Venezuela. Y frente ellos, a forajidos de cuello blanco, que mostrando diplomas de famosas academias, se presentan como los “curalotodos” de las finanzas y los ciberespacios.
No son otra cosa que lavadores de dinero, que emulando a Clark Kent cuando entraba en una cabina telefónica, salen disfrazados como mercenarios del petróleo.
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