Ya el gobierno no encuentra que inventar para bajar el dólar negro. Lo primero que hizo el gobierno fue desconocer la existencia de un mercado paralelo. El vocero oficioso del BCV, Armando León, afirmó tan lejos como en 2006, que “el mercado paralelo del dólar no existía”, cuando era evidente y visible que, como resultado del control de cambios, había una cotización que reflejaba transacciones a una tasa de cambio que no era la oficial.
Lo segundo que hizo el gobierno, a mediados de 2007, fue reconocer que el mercado paralelo era una realidad inocultable y por tanto comenzó a participar en ese mercado mediante distintas operaciones a través de casas de bolsas con el objeto de estabilizar el precio de dólar para que éste no se distanciara significativamente de la cotización oficial. Pero en la medida en que los desequilibrios de la economía se acentuaron, el gobierno respondió con el cierre masivo de las casas de bolsa en mayo de 2010 y encarcelando a directivos de esas instituciones acusados por el ministro de Giordani que provocar la inflación y la sostenida depreciación de bolívar con relación al dólar.
Derrotado por el dólar paralelo y con una clara tendencia alcista, lanzó el gobierno en junio de 2010 su tercera parada mediante el Sistema de Transacciones con Títulos con Moneda Extranjera (SITME), el cual según el entonces presidente del BCV, Nelson Merentes, “duraría al menos cien años porque era un sistema que se retroalimentaba”. Con semejante esquema para tratar de bajar el dólar paralelo lo que se sucedió fue un endeudamiento masivo y una fuga de capitales monumental mediante la sobre facturación de las importaciones. Dominados de nuevo por el terco dólar paralelo, en marzo de 2013, con la pomposidad del caso, se anunció, por parte de los ministros Giordani y Merentes, la subasta Vickrey modificada, bautizada como Sistema Complementario de Administración de Divisas (SICAD). Este sistema era tan engorroso que fracasó en su primer intento para luego, ya con un quinto intento, adoptar el gobierno una simple y vulgar asignación de dólares de forma discrecional, con el nuevo SICAD.
Mientras el gobierno zigzagueaba, dando palos de ciegos, el BCV proseguía inundando la economía de dinero que esta no quiere y que al llegar a sus manos la transforma en adquisición de bienes o moneda extranjera. A un ritmo superior al 60,0% anual ha emitido el BCV dinero con el objeto de financiar el déficit del sector público. Ello ha causado una elevación sin precedentes de los precios de los bienes, una depreciación del bolívar en el mercado paralelo como no se había visto en Venezuela y la ampliacón de la brecha cambiaria, tal como se aprecia en el gráfico adjunto.
Con una cotización del dólar en el mercado paralelo con un valor de casi siete veces el precio del dólar en el mercado oficial, insiste el gobierno con la misma medicina que ha fracasado en ensayos anteriores, pero con una diferencia. En vista de que la credibilidad de los ministritos Giordani y Merentes, los mismos que provocaron la crisis, salió carbonizada tratando de bajar el precio del dólar en el mercado paralelo, recurrió el gobierno a una especie de pitcher relevista, el ministro de Energía y Petróleo, presidente de PDVSA y Vicepresidente para el Área Económica, Rafael Ramírez. Fue enfático en su declaración el día viernes 11 de octubre. Dijo Ramírez: “Los días del dólar paralelo están contados”. ¿Se cumplirá la amenaza de Ramírez?
Para que el dólar paralelo disminuya o desaparezca hace falta un cuerpo de política económica que ahora está ausente en Venezuela. El único anuncio que hizo Ramírez como plenipotenciario en asuntos económicos es que el gobierno va a ofertar US$ 100 millones semanales a un mercado sediento de dólares. Esa cantidad es la mitad de lo que ofertaba el SITME hasta febrero de 2013, por tanto la oferta luce claramente insuficiente.
Por otra parte, en materia fiscal y monetaria no hay anuncios, por tanto todo hace presumir que el exceso de liquidez va a seguir presionado al mercado y elevando la cotización del dólar. Adicionalmente, en lo relativo a las tasas de interés, tampoco dijo algo el nuevo zar de la economía. Es decir, los ahorristas venezolanos van a seguir perdiendo sus ahorros si se quedan en bolívares en vista de la alta inflación y tasas de interés que estimulan el consumo y castigan el ahorro.
Así entonces, luce improbable que el dólar paralelo pueda bajar y lo más seguro es que, pasada las elecciones municipales del 8 de diciembre, se materialice una nueva devaluación, esta vez mayor que la aplicada el 8 de febrero de 2013.