Cuando el presidente saliente de Irán Mahmud Ahmadinejad visitó Venezuela en enero del año pasado lo acompañó de forma secreta un alto oficial de la Guardia Revolucionaria Iraní que se reunió con importantes jefes militares venezolanos, según revela la publicación digital investigativa ProPublica.
El reportaje, firmado por el periodista Sebastián Rotella, cita fuentes de inteligencia según las cuales en esa reunión los jefes del espionaje venezolano “acordaron dar ayuda sistemática a Irán con infraestructura de inteligencia: armas, documentos de identificación, cuentas de banco y vías para trasladar agentes y equipos entre Irán y Latinoamérica”.
Según el denominado Informe Rotella, “un año y medio después (Hugo) Chávez ha muerto y Ahmadinejad ya no es presidente, pero la alianza que edificaron es parte de la expansión iraní en las Américas que preocupa a los funcionarios de seguridad de EE.UU., América Latina, Israel y de Europa”.
Rotella alude a un nuevo estudio clasificado del Departamento de Estado que concluye que la influencia iraní en América latina y el Caribe está “menguando” como resultado de las sanciones de Occidente contra Teherán, la cooperación de EE.UU. con sus aliados y el “pobre manejo” por Irán de su política exterior.
Pero contrasta la opinión del congresista Jeff Duncan, presidente de la subcomisión de Seguridad Nacional de la Cámara de Representantes, quien piensa lo contrario y citó el hecho de que el gobierno argentino impidió venir a testificar a EE.UU. al fiscal especial Alberto Nisman, quien investigó a profundidad los nexos iraníes con el atentado de 1994 a la AMIA en Buenos Aires.
Rotella destaca que la pesquisa sobre ese atentado antijudío sacó a la luz la creación de redes de la inteligencia iraní en embajadas, empresas, y centros religiosos y culturales en Argentina, Brasil, Colombia, Chile, Guyana, Paraguay y Uruguay, y la conjura de Teherán con el grupo terrorista libanés Hezbolá para llevar a cabo ataques con bombas.
Fuente: VOA