A partir de enero de 2020 se observa que la brecha de los precios de los bienes sujetos de comercio internacional, entre el Venezuela y la subregión andina, se ha cerrado. En el caso de restaurantes, alimentos y transporte nuestro país de ser el más barato (febrero 2020) se sitúa por encima de la media de la subregión (marzo 2021). En vehículos nuevos desde hace más de un año, Venezuela es el lugar más costoso entre los países referidos. No ocurre lo mismo con los ingresos familiares y peor con aquellos que tan solo poseen una renta fija: maestros, profesores, empleados del sector salud, con excepción de quienes están en el submundo de gestores de escasez, la informalidad destructiva y unos pocos que trabajan en residencias.
Hemos utilizado como fuente de información la extracción y minería de datos de bienes y servicios susceptibles de rastreo en la red, de grupos familiares con servicios de conexión internet, con esa información se elaboramos tablas con información de Chile, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela, sobre un conjunto de bienes y servicios de la canasta básica.
Ya se están presentes los signos de que los servicios también se ajustaran inevitablemente al alza, lo cual significa que el país se encuentra en una fase de igualación de los precios de los bienes y servicios con el resto de sus vecinos. Pocos bienes y servicios aun mantienen un rezago: educación, renta de alquileres y prendas de vestir. Una “dolarización perversa” prosigue en Venezuela que muestra por un lado un paraíso para quienes mantienen relaciones privilegiadas con el poder, un pequeño sector que a fuerza de anti-fragilidad y esfuerzo innovador se mantiene competitivamente y una inmensa mayoría con diversas escalas de exclusión y miseria.
Sin embargo, el mercado permite elucubrar que el costo de un puesto laboral en el sector formal está entre 165 $USD y 253 $USD, que los ingresos de quienes pertenecen al sector informal de los gestores de escasez y oficios domésticos están sobre los 165 $USD. Intuimos que hay una afluencia de remesas por vías no convencionales. Es por ello por lo que el valor del salario mínimo deja de ser referencia, si lo fuera las calles estarían llena de fallecidos por hambre.