Por Eduardo Sarmiento
La semana pasada mostré como Chile y Colombia que habían anunciado su propósito de devaluar la moneda tuvieron resultados opuestos a los previstos. Las dos economías aparecen como las de mayor déficit en cuenta corriente y revaluación de la moneda de la región y del mundo. La tendencia decadente de la tasa de ahorro que venía de atrás se agravó, y de acuerdo con el primer curso de economía, amplía la brecha entre la demanda y la producción, y acelera la inflación.
Sus buenos oficios fueron controvertidos por el mercado que elevó la tasa de interés, revaluó el tipo de cambio, y termina en colapso. La inflación se acelera, el déficit en cuenta corriente y la tasa de cambio se disparan, y la producción y el empleo se contraen. La solución es elevar la tasa de ahorro y se desconoce cómo realizarlo. No hay otro camino que intervenir el mercado cambiario para devaluar la moneda en forma directa y complementarlo con la reducción del déficit fiscal.
Las cosas van mal, y más aún, en dirección contraria. La solución es un modelo que eleve la tasa de ahorro mediante la baja de la tasa de interés y la ampliación del crédito por encima del producto, la intervención en el mercado cambiario para devaluar la moneda en forma directa, y en caso que estas disposiciones sean insuficientes, proceder a reducir el déficit fiscal.
Lo cierto es que la política aplicada en los últimos meses no ha tenido los resultados previstos. Las acciones del Banco de la República para sostener y elevar la tasa de interés no funcionaron. La tasa de ahorro que es el principal determinante de la oferta de la economía ha venido decayendo. La brecha entre la producción y la demanda se amplía, el déficit en cuenta corriente y la tasa de cambio se disparan, a tiempo que la producción decae y se dirige al estancamiento.
Tanto Chile como Colombia están montados en políticas de la revaluación de la moneda que acentúan el declive del ahorro, y en consecuencia agravan el estado que pretenden corregir.
Lo que se plantea precisamente en las condiciones actuales de la economía colombiana es una política de devaluación para revertir la tendencia decreciente de la tasa de ahorro que viene de atrás y torna destructiva la economía. La manifestación más dramática está en los déficits fiscal y en cuenta corriente de cerca de 10% del PIB, y la peor, la revaluación del tipo de cambio y el agravamiento de la inflación.
La verdad es que el país cayó en el síndrome del ahorro faltante ocasionado por políticas distributivas que contraen el ahorro y la eficiencia, por conducto de cuantiosos déficits fiscales y en cuenta corriente que se tornan insostenibles, y tienen su manifestación más clara en Argentina y Venezuela.
Manos a la obra. Lo que se plantea es un modelo que se aparte de las directrices del mercado y proceda, en consecuencia, a bajar la tasa de interés de referencia del Banco de la República y los TES, intervenir en el mercado cambiario para devaluar la moneda en forma directa y reducir el déficit en cuenta corriente, y si no es suficiente, proceder a reducir el déficit fiscal. La economía experimentaría una elevación de la tasa de ahorro que de inmediato impulsaría el crecimiento económico y en el mediano plazo mejoraría la distribución del ingreso.
* Publicado en El Espectador de Bogotá