Cristina Kirhner condenada en Argentina. Pedro Castillo destituido en Perú. ¿Qué está pasando en la región?
América Latina es una región en donde la democracia siempre está amenazada. Ha pasado por períodos en los cuales las dictaduras militares han gobernado en casi todos los países.
En los últimos 20 años, la figuración tradicional de los caudillos militares ha dado paso a los autócratas de nuevo cuño. Presidentes electos democráticamente, pero que se alzan con los votos para imponer regímenes que no tienen nada que envidiar a las dictaduras tradicionales.
Escondidos tras ideologías “ad hoc”, y hablando en nombre del pueblo, estos personajes han violado y continúan violando los derechos fundamentales, imponiendo con violencia nuevos tipos de gobiernos no democráticos.
En los años más recientes, hemos visto como se pasó de solo dos gobiernos dictatoriales: Cuba y Nicaragua, a cerca de media docena.
En los últimos dos días, en dos países de la región, han funcionado tanto la justicia como las instituciones democráticas. Son los casos de Argentina y Perú.
El día martes 6 de diciembre, un tribunal argentino condenó a la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner a 6 años de presidio y, como medida adicional, la inhabilitó “a perpetuidad” por hechos de corrupción.
El pronunciamiento judicial se produjo en momentos en que la ex presidenta ejerce el cargo de vicepresidenta de la Nación. El poder del Ejecutivo argentino, no pudo interferir con el poder judicial.
Al día siguiente en la República del Perú, el miércoles 7 de diciembre, amaneció de golpe. El presidente Pedro Castillo a horas de probablemente de ser destituido, ejecutó un auto golpe. Para ello, tal vez emulando a Alberto Fujimori, disolvió el Congreso y decretó el estado de excepción.
Apenas realizado el anuncio, se produjo un efecto dominó de renuncias en su tren ministerial. El tema no había sido discutido en Consejo de Ministros. Los mandos de las Fuerzas Armadas manifestaron su desacuerdo, así como los mandos de la Policía Nacional.
En cuestión de horas, y a pesar que no se conocía si en el parlamento existían los votos para destituirlo, la votación de los parlamentarios -que necesitaban 87 votos- lograron 110 votos para la destitución de Castillo. En cuestión de horas, fue apresado y se procedió a juramentar a la nueva presidenta Dina Boluarte, quien ejercía el cargo de vice Presidente.
En ambos casos, la combinación justicia y democracia funcionó perfectamente para preservar la democracia y sus instituciones.
Lo que hay que aprender de estos dos hechos, de Argentina y Perú, es que cuando funciona la separación de poderes, la democracia prevalece.
Es así como desde Buenos Aires hasta Lima, los vientos democráticos sacuden esta semana a la América Latina.
Eduardo Martínez, Editor
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