Cómo enfrentarse a la crisis

Boris Ackerman, MBA

Boris Ackerman, profesor universitario de finanzas, escribió conjuntamente con J.G. Franklin Coelho un libro titulado “Manual de Supervivencia financiera” publicado por Intermedio Editores.

eastwebside.com tuvo la oportunidad de entrevistarlo. Conversando con él recientemente sobre la crisis económica que nos comienza a golpear en estos momentos, no pudimos contenernos en preguntarle ¿cómo enfrentamos esta crisis? Como estábamos coincidencialmente a las puertas de una librería, Boris caminó directamente a uno de los exhibidores, tomó un ejemplar del libro que escribió, lo abrió y nos indicó “léete el capítulo 4”.

Las recomendaciones del capítulo 4 son de aplicación práctica, al igual que el resto del libro. Abre la visión del panorama que presentan las crisis y orienta la visión hacia aquellos aspectos que podemos poner a trabajar a nuestro favor. Por eso recomendamos ampliamente el Manual de Supervivencia Financiera. Contando con su aprobación, nos permitimos transcribir algunos primeros párrafos que nos muestran la calidad de lo allí escrito.

¿Qué es una crisis?

Una crisis es un cambio profundo en la manera como ocurren las cosa, acompañado de cierta confusión, desorden y padecimiento. Esos cambios pueden ser para mejor o para peor, pero siempre generan ciertas consecuencias de corto, mediano y largo plazo; y pueden afectar terriblemente las finanzas personales de muchos participantes en un contexto económico, así como de las empresas. Pueden significar la depauperación para las grandes mayorías, así como la mejora sustancial para algunas minorías.

Para poder manejarse en la crisis, es necesario comprender su naturaleza, observando su fisonomía y desarrollo. Las crisis pueden impactar en forma devastadora sobre sus finanzas personales; por eso no hay que dejar de tomarlas en consideración, describiendo y evaluando correctamente tanto sus causas como sus consecuencias y efectos, por encima de las confusiones y desorientaciones.

En general, las crisis y los colapsos se pueden prever, analizando las funciones del Estado y su tendencia a gastar cada vez más dinero y recursos. Las causas de los desórdenes se presentan cuando un Estado se sale de lo que le toca –defensa, seguridad, justicia, obras públicas, etc.-, y pretende dedicarse a lo que no le toca: cultura, ciencia y tecnología, espectáculos, deportes, etc. Entonces gasta mucho dinero, mucho más de lo que le ingresa por impuestos normales. En tal caso va a ocurrir una crisis, y su naturaleza dependerá de cómo y cuándo el Estado trate de pagar el excesivo gasto. Si decreta impuestos excesivos o se endeuda sobremanera, lo más probable es que haya recesión o depresión, más temprano o más tarde. Si emite dinero sin respaldo, habrá inflación o hiperinflación. Pero como la inflación distorsiona los procesos creativos de riqueza en una economía, a toda inflación la sigue su crisis recesiva, que termina en depresión profunda.

A los amigos lectores les invitamos a preguntarse dónde quisieran estar en el momento de una crisis: ¿en el lado de se lucra, o al menos no se empobrecen? ¿o en el lado de los que se depauperan? La respuesta es evidente: a la gente le gusta estar en el lado de los que ganan; pero entonces la pregunta es ¿cómo?

No es fácil. Definitivamente no es sencillo ubicarse ni posicionarse para la crisis. Lo que vale es estar preparado, al menos para no perder, quizás no para hacer un lucro gigantesco, sobretodo de inmediato, pero sí para permitirle salir igual que antes o un poco mejor de la crisis.

De los 5 postulados básicos, uno de los que se asocia estrechamente al tema de la crisis es el de la diversificación, porque reduce el riesgo. Y otro es el de aversión al riesgo. Sabemos que hay situaciones de alto riesgo, sea por la gravedad de las consecuencias del evento futuro, o sea por la elevada probabilidad de ocurrencia. Y que si sabemos que vamos a entrar en una situación de riesgo tenemos que pedir una ganancia, beneficio o recompensa adicional, mayor cuanto más elevado sea el riesgo. El principio de la diversificación nos lleva disponer nuestro portafolio (conjunto de activos y bienes) de manera diversificada, es decir, evitando su concentración en un solo mercado o clase de inversiones, de modo que nuestro capital no dependa de la aleatoria suerte de una sola variable.

Ciertamente, la diversificación no es corriente, ni posible de un modo sencillo; la mayoría de personas si acaso logra éxito es simplemente teniendo su propio establecimiento comercial, y en marcha, siendo eso ya un gran triunfo. Sin embargo, ello equivale a tener una total –y peligrosa- concentración en la riqueza. El propietario de un local o negocio debería buscar asociarlo a determinadas variables de una u otra forma lo puedan proteger a la hora de una crisis. Por ej. No tener más inventario del estrictamente indispensable; aprovechar al máximo el crédito de proveedores –siempre que no sea muy costoso-; no tener más dinero en la calle o cuentas pro cobrar de lo normal…. Y un largo etcétera.

Luego de esta introducción, los autores pasan a analizar y enumerar las distintas crisis, recomendando qué hacer o no, antes, durante y después de una crisis.



Un comentario

  1. Hola reciban un cordial saludo. Mi comentario es el siguiente: en Venezuela como enfrentar la crisis pensando en nuestros hijos, en que invertir con el menor riesgo, es preferible almacenar con esos intereses?
    Gracias exitos

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