Alberto Borregales: El Deseo como Voluntad

«Es impresionante que exista gente que prefiera la destrucción al cambio». Nietzsche, El crepúsculo de los ídolos.

Por Alberto Borregales

En el vasto marco de la producción deseante del sujeto de la escritura del filósofo francés Michel Foucault, nos encontramos con varias fases productivas de su pensamiento.

Una de esas etapas, las circunscribe a las relaciones de poder, relaciones múltiples y reversibles, sus entrecruzamientos, estrategias, el poder sobre los cuerpos, los movimientos, los deseos, las fuerzas, son algunos de los temas fundamentales de una de sus fases.

Seis libros del autor, concretan uno de los periodos dedicados a estos temas. Temas que marcan una inflexión cuya genealogía posee un epicentro vascular, término médico que se refiere a todo lo relacionado con los vasos sanguíneos cuya clasificación tiene que ver con las arterias, venas y capilares. Estos seis textos son cruciales para comprender, entender y saber lo que estamos dejando de ser y lo que estamos siendo.

Escisión epocal que sana una herida y la transforma en Voluntad de Poder. Voluntad que desde la lectura de Nietzsche es afirmativa, activa, positiva. Han intentado y aún hoy continúan haciéndolo de relacionar la obra de Nietzsche con el nacional-socialismo, pretensión burda que ha sido desmentida, argumentada y echada por el piso por una gran corriente de pensadores durante un siglo y 25 años, si cuantificamos desde el fallecimiento del autor en 1900 hasta nuestros días.

Las 6 publicaciones de Foucault son Los Anormales (1975), Defender la Sociedad (1976), El Nacimiento de la Biopolítica (2009 Akal y 2023 FCE. Los cursos fueron dictados entre 1978 y 1979). Genealogía del Racismo (1992), El Poder Psiquiátrico (1997), Seguridad, Territorio y Población (2006).

Seis Obras que transitan en disección sobre la trama social expresada anteriormente.

El biopoder

La biopolítica y el biopoder son conceptos interrelacionados, pero no idénticos. El biopoder se refiere a las técnicas concretas de control sobre la vida individual y de la población, mientras que la biopolítica es la lógica o el sistema de gestión que subyace a esas técnicas. Describe la forma en que los estados modernos ejercen poder sobre la vida, tanto individual como colectiva. El biopoder se enfoca en gestionar la vida para optimizarla y aumentar la productividad de la población. Los regímenes de orden democrático se sustentan en este sentido, de esta forma el mecanismo liberal y neoliberal encaja perfectamente en esta optimización; todo lo contrario en las máquinas despóticas, dónde hemos visto últimamente, como la crisis de la razón de estado, crisis patológica indudablemente, ha conducido no solo a la soberanía, sino al territorio, a la seguridad y a la población, a una ruta sin destino y con causales abismales, por ejemplo: la forma de «gobierno» que se impone distopicamente en Venezuela. Así China, con su capitalismo de estado maoísta, logra edificar estructuralmente obras que justifican su inversión, pero «apoyan» sistemas paranoicos que al estar identificados en su conducta «ideológica» permite, una, que la otra los robe; a la larga no podrá defender, quizás solo por un «acuerdo» empírico neurótico «financiero» de extracción. «Me pagas lo que me has robado».

En consecuencia, el biopoder y la biopolítica no funcionan en estos mecanismos represivos. No hay política, solo lumpen, canje, secuestro, asesinato, desapariciones, rehenes, hambre, miseria, inflación. La Razón de Estado en crisis, en una máquina despótica, sucumbe para convertirse en delincuencial.

En este sentido, el biopoder, en máquinas democráticas se ejerce a través de diversas técnicas y mecanismos como la medicina, la salud clínica y hospitalaria, la educación, la sexualidad para influir en la higiene, el Cuerpo, la reproducción y la esperanza de vida, como en los casos de los jubilados, pensionados, maternidad, censos de nacimiento, alimentación infantil integral, (nada de un vasito de leche y una arepa), control de la natalidad, control de la población a través de las estadísticas, políticas migratorias, con el objetivo de optimizar la vida y el bienestar de la sociedad. Está optimización de la vida buca, incluso, utilizarla como la n recurso útil para la sociedad, como si la vida humana fuera una metería prima de categoría en talento, inteligencia, creatividad, superación, competencia activa, ilustrada, tecnificada, competitiva, superándose a sí misma permanentemente desarrollada y valorada.

De esta forma, el biopoder es una forma de Poder más concreta, aplicada a cuerpos y poblaciones, mientras que la biopolítica es una teoría que analiza como la vida se convierte en objeto de política y gestión.

Solo resta observar como ésta forma amorfa, precaria, inútil, obsoleta, nihilista, ejerce una única forma de poder: arbitrario, represivo, inicuo, retrasado, desactualizado, latifundistas, monárquico desfasado, personalista paranoico, histérico, psicótico.

Semejanzas entre biopoder y biopolítica

Existe una lógica de control de poder, claro está, sumamente organizada y disciplinaria que no se limita a la represión o prohibición, sino que busca la gestión, optimización y producción de la vida.

La ruta enceguecida de este día 25 de mayo, es una manera de protestar contra una farsa, un fantasma cadavérico que pregonan el vacío y la maldad, sin horizonte de sucesos, demoníaco; vía inteligentemente expresada por un 85% que no DESEA esta patética representación y hundimiento de una «clase» analfabeta, egoísta, narcisista y poseída infernalmente por una visión mefistofélica de la «vida».

En resumen, el biopoder son las herramientas concretas de gestión de la vida, y la biopolítica es el pensamiento y las estrategias que justifican y organizan ese biopoder. O sea, la biopolítica es la forma en que se piensa y se aplica el biopoder.

La producción desesenta.

Desde la mirada de Nietzsche sobre la Voluntad de Poder, como una energía positiva, activa, transformadora, vivificante.

Der Willie zur Macht es el principio fundamental que subyace a la vida y a la existencia. Es el impulso inherente a toda cosa a expandirse, a crecer, a dominar y a afirmar su propia existencia, a superar obstáculos y a manifestar su fuerza creativa. Es un proceso de autoafirmación y de crecimiento constante.

Nietzsche plantea dos categorías fundacionales en su sistema de pensamiento. Una es la noción del «Último hombre» y la otra categoría, la del «Super hombre». Está segunda categoría mal entendida e interpretada reductivamente.

El referente ideológico que tuvo una corriente de pensamiento de izquierda en algún momento de la historia, ha caducado notablemente, por lo menos en América Latina, gracias a los pésimos ejemplos de Venezuela, Cuba y Nicaragua.

Este «Hombre Nuevo» ha sido una catástrofe y lo único que logra es maldad, lumpen a la máxima potencia reductiva y reactiva y la imposición de la contra-natura demoníaca explotación del hombre por el hombre, una premisa asignada por el «pensamiento» de izquierda al capitalismo.

La noción de Deseo, no existe en este patrón patético de «gobierno», ya que lo que vemos es una exaltada estructura con muchas grietas paranoica y falta de contenido. La noción de Poder, confundida mente «ejercida» por estás máquinas despóticas son de índole represivas en todas sus manifestaciones. Lo vimos, específicamente, en el nacional-socialismo con Hitler y su cadena de mando a la cabeza.

La noción de super hombre en esa distopía histórica, que no debe repetirse nunca más, fué netamente destructiva y auto-destructiva; algo sumamente parecido a lo que observamos en este país, cuyos representantes ven, en su triste imaginario, fantasmas paranoides a su alrededor, cuando en realidad habitan en ellos mismos. (1)

En consecuencia, el superhombre de Nietzsche está íntimamente ligado a una voluntad de poder afirmativos, se supera a sí misma y a los límites de la existencia.

La otra categoría en Nietzsche es la del «último hombre». Está noción está más cercana a la del «hombre nuevo» guevarista y al socialismo/ comunismo.

En la filosofía de Nietzsche, el último hombre es un arquetipo que representa el resultado del Nihilismo, la decadencia de valores, y la búsqueda de la comodidad y seguridad a expensas de la grandeza humana. (Ver: Deleuze, Gilles (2000) Nietzsche y la filosofía. Edt. Anagrama. Fink, Eugen (1976) La filosofía de Nietzsche. Alianza Universidad. Micieli, Cristina (2009) El último hombre y la caída. Encuentros y desencuentros entre Marx, Nietzsche y Heidegger).

En consecuencia, el último hombre es la antítesis del superhombre (Übermensch), que es el ideal de Nietzsche, un individuo que se supera a sí mismo, crea sus propios valores y asume la responsabilidad de su existencia. El superhombre no busca la comodidad, sino el desafío, y la grandeza, no la mediocridad.

En resumen, el último hombre es la persona que, en la visión de Frederick Nietzsche, ha perdido la capacidad de soñar con algo más que la propia comodidad y se ha rendido a la mediocridad y al Nihilismo.

En un sencillo ejercicio de interpretación, podemos ver, en el caso venezolano, un 85% de superhombres, liderizados por lo que Nietzsche denominó la «Verdad es Mujer», por otro lado, observamos al último hombre, mediocre, criminal, incompetente e ineficiente; todo aquello que está dejando de ser. El que se siente orgulloso de su ignorancia y vende su existencia para obedecer como «moral» de esclavos.

Ahora bien, ¿qué es la producción deseante?

Es aquella íntimamente ligada a la Voluntad de Poder descrita.

El Deseo es Voluntad y no es carencias a satisfacer. Hemos estado oscilando con una noción patológica de Voluntad de Poder, como forma negativa, represiva, impregnada de carencias y demandas de afectos constantes.

La producción deseante, como novedosa lectura interpretativa en la triangulación de pensadores Nietzsche, Foucault, Deleuze, refiere a un proceso creativo y transformador donde el deseo, en lugar de ser reprimido, se convierte en un motor de producción de nuevas realidades y significados. Es una forma de producción que no se limita a la reproducción de lo existente, sino que genera algo nuevo, incluso en el ámbito de lo inconsciente.

En el caso del filósofo Gilles Deleuze y el psicoanalista Félix Guattari, lo ven como una fuerza creadora que impulsa la producción de nuevas formas de experiencia, pensamiento y realidad. En este paradigma actual en el que nos encontramos, observamos está tendencia creadora de un 85% que desea la transformación, tanto cuantitativa como cualitativa. El elemento represor delincuencial, se encuentra abatido, sin contenido, se ha reducido a defenderse de sus propios fantasmas que los aturden e incomodan. Se han han convertidos en adictos de su propia destrucción. No perdamos detalles. Todo está a simple vista.

Concluyo con esta cita de la psicoanalista argentina María Gracia Núñez:

«Se trata de introducir el deseo en la producción y transformar la producción en deseante (el Deseo en la Ciudadanía). No la producción como productividad inducida por la sociedad de mercado, sino la producción como generación constante de lo nuevo. El Deseo es productivo; la producción es deseante. Es preciso, entonces, liberar la potencialidad del Deseo y la diferencia. Los dispositivos productivo-deseantes, son capaces de desestructurar los estratos y los territorios, propiciando grados crecientes de desterritorialización y líneas de fuga, (2) Gracias a las cuales el deseo se plasma en la novedad radical. (…) Un grupo sujeto es aquel cuyos propios deseos son transformadores; se trata de un grupo que hace penetrar el deseo en el campo social y subordina las formas de poder a la producción deseante». (3)

  • Proyección: Mecanismo de defensa donde una persona atribuye sus propios sentimientos, deseos o impulsos inaceptables a otra persona. Es como si una persona se desentendiera de sus propios rasgos negativos proyectándolos hacia el exterior.
  • Linea de fuga es una variación infinita que mantiene activa la capacidad de renovación del plano de inmanencia. En este sentido, una línea de fuga, o flujo de quanta, es siempre revolucionaria, toda vez que no permite la sobrevivencia o recuperación de los códigos que arrastró consigo.
  • Gracia Núñez, María (2004) Estados Maquínicos y Dispositivos de Resistencia: Devenir Otro. En Primeras Jornadas Virtuales de Esquizoanálisis. Abril. A Parte Rei 50. Marzo 2007. Revista de Filosofía.


En consecuencia, la coordenada epocal establece que el futuro está abierto. Como Máquinas Deseantes crearemos el horizonte de sucesos y de conocimiento para desplazar esta máquina represiva oxidada que gravita bajo forma de residuo eternamente.

*Filósofo UCV.

Editado por los Papeles del CREM a cargo de Raúl Ochoa Cuenca.

«Las opiniones aquí publicadas son responsabilidad absoluta de su autor».

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