El deber de prestar ayuda al prójimo también ha quedado conculcado por el Gobierno Nacional, es el título del artículo de Alberto Baumeister, que desde su Atalaya avizora esta semana.
Por Alberto Baumeister Toledo
Para que nos vayamos enterando y tomemos las medidas del caso, la gente del Gobierno, con sus olímpicas ejecutorias, también ha creado una nueva marca, solo ellos, y tan solo ellos son los que pueden hacer actos de caridad y ayudar al prójimo, por supuesto que con lo que no es de ellos, pero eso es harina de otro costal.
Con horror tuvimos que enterarnos por la prensa nacional, que la gente que nos gobierna, pues no quiero lanza la responsabilidad de tan insólito y aberrante proceder al ejercito o fuerzas armadas nacionales, quienes sin duda si fueron los ejecutantes nacionales materiales de tales actos.
En efecto la ayuda humanitaria despachada y recogida por Polar para nuestros conciudadanos «falconiananos» en desgracia y a quienes tan duro ha tratado el inclemente tiempo y las lluvias; le fueron decomisadas, sin mas tramite ni explicaciones los varios camiones de ayudas que se habían despachado hacia ese Estado, comprendiendo comidas, ropas, medicinas y demás artículos de ayuda humanitaria.
Tampoco fue que tal hecho estuvo motivado por la irascible pasión del primer mandatario nacional, en contra de la familia Mendoza y demás dueños de aquella empresa, pues, aun cuando estoy seguro de que todos los venezolanos sensatos pensamos en ello, en otros lugares lo acusados autores materiales de tan reprochables conductas también hicieron iguales procederes contra otros mensajeros que de buena fe llevaban las mercancías con ese mismo destino.
Sean cuales fueren las razones, por parte de sus autores, llámense representantes del gobierno o ejecutores del mismo, quienes sin autorización tomaren a su cargo tales desmanes, no solo resultan reprochables y censurables, tales procederes, sino que para agravar el mal constituyen negativos precedentes para el resto de los con-generes involucrados en tan nobles procederes, sin requerir mas excusas para ello que el invocar ese ahora nuevo precedente, en tanto nadie quiere arriesgar su buen gesto para que otros se aprovechen de ello y lo lleven a destinos no deseados, o simplemente pretendan hacer buenas obras con ajenas acciones.
Conozco por ejemplo mas de un colaborador nato en estos casos que al disponerse a cumplir con tan nobles gestos averigua primero quien será quien recolecte la ayuda y la distribuya, pues ya tienen aprendido de que mas de uno se las embolsilla o hace propaganda con el buen gesto ajeno. Por mi lado puedo comentar que mas de un bienaventurado de corazón dispuesto siempre a colaborar, ha resuelto no volver a prestar su apoyo ni ayuda, pues el papel de tonto y el abuso que aquellas conductas comportan quitan las ganas de brindar apoyo al prójimo, esquilmado por los intermediarios o quienes hacen del gesto mal uso justificando con otros fines las entregas.
Lo triste del caso repito, no es que no hayan llegado tales ayudas a quienes estaban dirigidas o por la no coincidencia de las intenciones con las cuales unos querían fueran hechas y otros tomaban posición contraria, con lo cual también la gente de gobierno que pretendiera excusarse ha establecido siempre negativos precedentes, pues pareciera que no logran entender, que los destinos no los imponen quienes hacen las entregas, sino quienes aportan las ayudas.
En estos asuntos sobran antecedentes negativos. Todo conocen las deplorables conductas asumidas por el Jefe de Estado con las ayudas de los Norteamericanos para quienes fueron víctimas del celebre deslave en el Estado Vargas, y mejor no hablemos del incidente Putreval tan calladito por ahora, pero que algún día hará pagar a sus responsables directos y a los autores intelectuales.-
En fin ha sido todo esto la negra mancha que ha dejado para sí la conducta del Gobierno Nacional y de quienes lo secundaron en tales acciones en tan ejemplar jornada lo que motivará quizá la orden de su estudio en “Sala Situacional”, que resulta ser ahora el procedimiento adecuado, para dejar al olvido cualquier desafuero cometido.
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