Si el país fuera como el béisbol

Por Eduardo Martínez

El béisbol es el mejor ejemplo de que el país puede estar crispado entre dos equipos -caso de los juegos Caracas vs Magallanes- pero que no por eso es un país dividido o polarizado. Así solían ser las cosas.

Todo se circunscribe al campo de terreno. Los fans de uno y otro equipo aupando a los jugadores, aplauden, pitan y no se controlan a la hora de celebrar o lamentar las jugadas.

En ocasiones, los ánimos se alborotan y hasta pueden generarse algunos trompazos “reglamentarios”, tanto entre los jugadores como entre los fanáticos.

Al final de partido, con el marcador claramente publicado en la pizarra al fondo del centerfield, el público se retira hacia sus casas. Sin más resaca beisbolística que saberse perdedores o ganadores. Y hasta ahí llega el algarabío y las emociones.

Sabiamente, según el librito de las reglas de juego, los juegos son arbitrados por los “umpires”. Unos señores que también están en el campo, pero que son fácilmente identificables por unos uniformes negro-zamuro, que los distingue de los multicolores uniformes de los jugadores.

No siempre, en el fervor de la competencia y las jugadas muy ajustadas, las decisiones de los umpires son aceptadas con alegría por ambos equipos. Pero son los umpires quienes tienen la última palabra.

El secreto del mantenimiento del orden y del respeto, y del acatamiento a las decisiones -aunque sean controversiales- se basan en el cumplimiento al pie de la letra de los reglamentos, y del comportamiento serio y justo de los umpires.

Y hay un elemento más que es fundamental, la pizarra al fondo del centerfield que lleva oportunamente y sin pérdida de tiempo, las estadísticas del juego. Lo que con las tecnologías de estos tiempos, no deja pasar más de unos pocos segundos para publicar los resultados: en innings, fouls, strikes, hits y las carreras.

Si nuestra vida fuera como el béisbol, nada de lo que está pasando…pasara.

¡Playball! Como grita siempre el umpire principal al inicio de cada juego… o como decía el comentarista radial Buck Canel: “No se vayan, que esto se pone bueno”.

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@ermartinezd

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