Recomponiendo al país entre los modelos y la sencillez

“La sencillez no está reñida con la profundidad”. J, Ortega y Gasset

Por Eduardo Martínez

Tratar de construir modelos, con la mayor cantidad de variables, ha sido una característica de las últimas décadas. Lo que se generalizó con la llegada de las computadoras personales.

Esta llamada revolución tecnológica ha permitido que se construyan complejos modelos, en los cuales podemos “tratar” de simular los comportamientos económicos y sociales. Inclusive, tratando de perfilar lo político. Una ciencia que, si es tal, goza de una extendida complejidad.

A pesar del poder de cálculo y almacenamiento de información que tienen las computadoras, la dificultad en la construcción de los modelos radica en la identificación de las variables pertinentes al proceso que se quiere modelar.

“El mundo es bonito, porque es variado” decía la madre de mi esposa cada vez que veía algo que se salía de lo común.

Lo simple de esa expresión, utilizada por Liliana -así se llamaba- describía la complejidad de las numerosas variables con las que nos encontramos en los procesos sociales, económicos y políticos, y hasta lo que vemos en nuestra vida cotidiana.

Como la teoría llegó antes que las computadoras, surgió la Teoría General de Sistemas (TGS), que considerando el todo como un «sistema» trató de modelar a través de una “caja negra” la interrelación de diversas variables -las más pertinentes- para adelantar lo que la combinación de ellas produce, como salida de esa caja.

El papel, que aguanta todo, permite que dibujemos la caja negra -no sabemos lo que tiene dentro- para adelantar o predecir el resultado de esa combinación.

Suele funcionar con cierta precisión, cuando se usa la TGS en el campo de la ingeniería. Lo que es posible porque las técnicas de diseños de los equipos -sobre todo electrónicos- ya habían sido depuradas por los ingenieros.

Sin embargo, cuando la teoría (TGS) se hizo muy popular cuando permeó hacia los investigadores sociales y económicos. Por cuanto permitió construir modelos de comportamiento sin que el investigador supiera que sucedía adentro. Solo faltaba hacer una lista, de las variables que observaba el investigador, y cuáles eran las “salidas” que se producía, al estar presentes a la entrada de la caja negra la combinación de variables.

La economía, y parte de la comunidad de economistas suele rebatirlo, es una ciencia social. Tiene que ver con las personas y la interrelación entre ellas. Generalmente, personas que no tienen que ver con la economía -ni tiene idea de ello- pero que con su comportamiento influyen positiva o negativamente en la economía.

La decisión de un burócrata de cuarta categoría, la manifestación de unas madres por la escuela para sus hijos, una huelga por mejoras salariales de una pequeña empresa, o la inspiración de un iluminado sobre un nuevo Chimborazo, puede dar al traste con la ejecución de un programa económico -tal vez muy pensado- pero que en los microsegundos que tardan los flashes de las cámaras de los foto-reporteros -repetimos- se va a la basura.

Si los economistas hicieron bien su trabajo, logrando modelar y combinar las distintas variables, probablemente no percibieron una variable social que siempre amenaza: una protesta.

Tenemos como ejemplo en Venezuela el “caracazo” de 1989, cuando se empezó a ejecutar un modelo económico bien hilado que, si bien tenía como logro último el bien común, adolecía de la incorporación desde un principio de las variables sociales. La historia y sus consecuencias con conocidas.

Un detalle que a veces se olvida, cuando se aplica la TGS, es que es una técnica para simular la realidad. Si tiene una visión “20-20”, puede ver las variables que más inciden en el proceso. Si es afectado por la miopía, va camino al desastre. Y si por el contrario juega al papel de ser apostador, solo tiene de su lado una hipotética racha de “suerte”.

El otro detalle es que, los resultados de una combinación de variables de entrada al modelo, pueden “retroalimentarse” (se habla de retroalimentación, cuando lo que se produce se convierte en una nueva variable de entrada al modelo) y cambiar los resultados. Eso sucedió en 1989 con el modelo estudiado que se aplicaba. La protesta alimentó el modelo. Nadie lo vio. Por lo menos de quienes diseñaron y aplicaron el modelo.

Estrictamente en lo económico

En el desarrollo de esta metodología de la TGS, y como consecuencia de teorías económicas desarrolladas con anterioridad, la modelación en la economía incluyó el concepto del “punto de equilibrio”. Que no es otra cosa que la ubicación del momento en el cual se cruzan las variables envueltas (por lo menos las percibidas) y es el fin del terreno negativo, para entrar en el positivo. Generalmente, en el crecimiento económico.

Es así como el “punto de equilibrio” es el punto a partir del cual una economía se hace más grande, o se hace más pequeña (decrece).

La búsqueda del punto de equilibrio de una economía es como la colonial búsqueda del Dorado de los españoles en América. Todos están tras él, casi nadie lo consigue.

Con qué se come esto

Estas experiencias probablemente debemos tragarlas sin masticarlas. La apreciación sencilla de un mundo variado, donde cada quien es igual al otro, debe llevarnos a una identificación también sencilla de los problemas. Dibujemos algún ejemplo.

El problema agrícola siempre se ve, y así se reduce -en su origen- como un problema de financiamiento. Lo cual es verdad, pero no debe ser lo primero cuando se analiza.

Si de otra manera vemos el problema como que las personas deben alimentarse, nos ubicaremos en un punto de visión superior que nos permitirá ver “qué es” lo que se necesita para impulsar y sostener la producción de los alimentos que necesitamos.

Seguiremos conversando sobre la recuperación de Venezuela.

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* Gráfico cortesía de Scribd 

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