Mark Weisbrot: economía venezolana es sostenible y tiene margen para crecer

Mark Weisbrot ha estado cercano al régimen revolucionario de Hugo Chávez.

La política económica que delineó el gobierno de Hugo Chávez, y que le permitió a Venezuela cerrar el 2012 con un crecimiento de 5,6%, después de nueve trimestres en ascenso, no sólo es sostenible en las condiciones actuales sino que desmiente cualquier posibilidad de catástrofe.

Ese es el diagnóstico del economista estadounidense Mark Weisbrot, cofundador del Centro de Investigación en Economía y Política (Cepr, siglas en inglés), con sede en Washington, una institución que monitorea permanentemente la actuación económica de Venezuela. «El escenario catastrófico ha sido muy exagerado: no va a suceder», puntualizó de manera categórica este economista al diario Página 12 de Argentina.

De este modo, el experto norteamericano echa por tierra los negros e interesados vaticinios de debacle económica que han venido anunciando factores de poder nacionales e internacionales para atizar la incertidumbre en vísperas de las elecciones presidenciales que se celebrarán el próximo domingo 14 de abril.

Weisbrot reiteró algo que ya había precisado en un largo informe en octubre del año pasado, antes de las elecciones presidenciales en las que Hugo Chávez obtuvo su tercera reelección. Es una visión que resalta la fortaleza de la economía nacional, basada en variables constantes como grandes ingresos por concepto petrolero, un crecimiento económico aceptable, bajos niveles de endeudamiento interno y externo y buenas posibilidades de promover el crecimiento en áreas específicas de la economía.

Según Weisbrot, la fortaleza de la economía venezolana no se ve afectada por el reciente ajuste cambiario, al que sin duda considera necesario.

«La economía venezolana no tiene un problema de sostenibilidad. En 2006, en Estados Unidos hubo una burbuja inmobiliaria que inevitablemente terminó en desastre. Era un desequilibrio insostenible, en el caso norteamericano. En Venezuela, en cambio, las devaluaciones se deben a que son necesarias en un régimen de tipo de cambio fijo, porque su inflación es mayor que la de sus socios comerciales».

Temas como la inflación (la anualizada se situó en 25,3% en marzo), que ha sido un tema frecuente utilizado por el antichavismo para atacar al gobierno socialista, no deben constituir un dolor de cabeza mayor. «Esta crisis no se va a producir por tener una inflación de 20% o 30%. Sería mejor que estuviera más baja (la inflación), pero no es una hiperinflación. Corea del Sur tuvo más de 20% de inflación durante los años 70 cuando era la economía que más crecía en todo el mundo», ejemplificó.

«Venezuela tiene problemas económicos, pero todos son perfectamente solucionables. En otras palabras, la economía venezolana no tiene un problema de sostenibilidad», recalcó.

Sin el peso de la deuda

El economista también defendió la política en materia de endeudamiento que ha llevado Venezuela. «Es un país exportador de petróleo y hay que fijarse en dos cosas para analizar la estructura de su deuda: la interna es en bolívares y a una tasa de interés cero o negativa, si se toma en cuenta la inflación, de manera que no afecta al gobierno. En cuando a la deuda externa, cuando uno la analiza en términos de las exportaciones, ve que es perfectamente sostenible. Los intereses constituyen entre 3 y 4% de sus exportaciones», explicó.

Añadió que es una situación económica sólida, en la medida en que en términos del Producto Interno Bruto, la deuda pública venezolana no llega a 50%. «En comparación, la Unión Europea tiene una deuda de 82% y países en crisis como Grecia o Italia superan generosamente el 100%», señaló.

En octubre pasado, el ministro de Planificación y Finanzas, Jorge Giordani, resaltó justamente cómo el gobierno revolucionario pudo reducir en casi la mitad la proporción del endeudamiento externo del país, que se situó para ese momento en 42%; pero en 1998, antes de la llegada de Chávez al poder, alcanzaba el 79% del PIB.

Todos esos recursos obtenidos por Venezuela gracias al buen manejo de la deuda externa han sido utilizados para la inversión social y la ejecución de proyectos de infraestructura, en un país con apenas el 7,6% de desempleo. El resultado en 14 años ha sido la reducción de la pobreza absoluta en 57,8% y un incremento sustantivo (el segundo mejor en toda la región) del índice de desarrollo humano medido por el PNUD, que certifica el éxito de las políticas en términos de bienestar e  inclusión de las mayorías.

Weisbrot también propuso algunas recomendaciones para estimular la economía después del 14 de abril: invertir más en infraestructura, siguiendo el modelo chino, en el que no se importa todo lo que se necesita, sino que a través de esta vía selectiva se activa la propia industria de acuerdo a prioridades estratégicas. «Lo que está claro es que la solución no es la austeridad», advirtió.

«Si lanzan un buen programa de inversión en infraestructura, la economía venezolana va a crecer nuevamente y el crecimiento tiene su propia dinámica al reducir la pobreza, incrementar el empleo y estimular al sector privado. Es lo que pasó después de 2002 y volvió a suceder en los dos últimos años», resaltó.

Fuente: AVN

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