Por Eduardo Martínez
Al igual que el desarrollo de una campaña publicitaria, para hacernos ver que hay una recuperación económica, se ha desarrolla otra campaña para hacermos creer que Nicolas Maduro ha ganado posiciones en las encuestas.
Ninguna de las pretenciones son ciertas. Ni hay recuperación económica, del foso donde hundieron al país las políticas socialistas, ni Maduro ha dejado de estar en el segundo puesto de las encuestas. En un foso similar o peor en la que se encuentra la economía venezolana.
Le puede resultar triste. Pero así son las cosas. De la misma manera que los venezolanos hemos sido víctimas de las consecuencias de ese desastre de gobierno por 25 años, ahora Maduro es su propia víctima de ese desastre. Un desastre que pendúla alrededor de su cuello, como un collar de bolas criollas que lo empuja cada día que pasa hacia abajo.
En su doble papel, de víctima y victimario, el futuro que le espera no es alentador.
En los últimos días, después de ensayar todas las marramucias posibles – inhabilitación, rechazo a candidatos, sabotaje de las giras, represión, etc – el régimen comienza a transitar un camino de engaño para hacer creer que va a ganar en las elecciones del 28 de julio.
No es la primera vez que lo hace. Para ello necesita publicar encuestas de laboratorio para que se vea su crecimiento en las simpatías del electorado. De esta manera, intenta a toda carrera preparar el ambiente para que una triquiñuela en el CNE le regale las elecciones presidenciales.
Aunque siempre han sido aventureros sin limitaciones y sin escrúpulos, ahora se encuentran con lapsos de tiempo muy cortos. Revertir un 75% de rechazo en menos de 60 días, excede las posibles herramientas de maniobra.
Claro, pueden sin ningún ápice de vergüenza abrir frente a todo el mundo las urnas y cambiar las boletas. Ese triunfo no se lo creería nadie, ni aquí ni afuera.
Estas elecciones están bajo la lupa de los venezolanos. Así como también, los principales países democráticos han orientado para el 28J sus telescopios, radares y satélites. No estamos solos.
Es así como Maduro sufre su agonía entre un techo que no le deja subir, y unas bolas criollas de las consecuencias de su gobierno que lo jalan hacia abajo.
@ermartinezd